José Antonio Masegosa es periodista, trabaja en los informativos de TeleMadrid, estudió en Barcelona y nació en Almería. Apasionado y ávido lector de lo que se escribe sobre el arte contemporáneo está abierto a todas sus tendencias. En entrevista con Dora Román, para ARTEINFORMADO, Masegosa confiesa que "lo que me gusta del mundo del arte, y sobre todo del arte contemporáneo, es que te va abriendo una nueva forma de ver y acabas aceptando lo que hace un tiempo mentalmente incluso te negabas a reconocer como arte, digamos que te abre nuevos campos mentales". Estas son sus respuestas completas:

ARTEINFORMADO (AI): ¿Puedes hablarnos de tu llegada al mundo del coleccionismo?

José Antonio Masegosa (JAM): La verdad es que llegué por error. Tenía interés en Picasso y se me ocurrió ir a una casa de subastas que solamente ofrecía obra menor, barata y probablemente fraudulenta, y mi desconocimiento me hizo comprar un grabado pésimo. A partir de ahí tenía dos posibilidades, o continuar en la misma línea o reconducir el camino como coleccionista, aunque yo no me considero como tal. Me di cuenta de que necesitaba más información, no sólo porque quería adquirir una obra de arte sino porque se hace una inversión económica importante.

AI: ¿A partir de aquí empezaste a pensar en adquirir nuevas obras y en ir formando una colección?

JAM: Sí, lo que compré después fueron un aguantinta de Picasso y un aguafuerte de Matisse, ambos en la galería de Pilar Serra, que entonces era Estiarte. También tengo una serigrafía de Christo pero a partir de ahí no seguí con obra gráfica. Continué con un pequeño led de Julian Opie y una obra de un artista norteamericano poco conocido en España que se llama Wade Guyton; un artista que utiliza fotocopiadoras e impresoras para imprimir formas sobre tela o papel y al que le interesa sobre todo el error. Se ha revalorizado mucho y se ha convertido en uno de los niños mimados de los críticos norteamericanos a partir de que el Whitney Museum de Nueva York hiciera una retrospectiva de su obra. También tengo un papel de Jaume Plensa y una pintura de Juan Uslé y ahora estoy comprando un Marcel Dzama

AI: ¿Te dejas llevar por impulsos a la hora de adquirir una obra o te has fijado una línea de colección?

JAM: Soy impulsivo pero a la hora de comprar soy racional. Si he aprendido algo es que tampoco puedes comprar lo primero que ves y lo primero que te gusta, y no siempre se puede comprar, no me lo puedo permitir y además caería en un concepto de coleccionista que no me gusta nada, y que más que un coleccionista termina siendo una especie de almacenista de obras de arte. Éste es un mundo en el que empiezas a ver caminos, a descubrir horizontes y te vas interesando más y más, y empiezas por Picasso y terminas por lo más contemporáneo. Lo que me gusta del mundo del arte, y sobre todo del arte contemporáneo, es que te va abriendo una nueva forma de ver y acabas aceptando lo que hace un tiempo mentalmente incluso te negabas a reconocer como arte, digamos que te abre nuevos campos mentales.

AI: ¿Hay alguien que te asesore a la hora de comprar?

JAM: No tengo asesor de arte, yo leo mucho, me fijo en los artistas que exponen las grandes galerías y me dejo aconsejar por los galeristas. Básicamente he comprado en Pilar Serra y Helga de Alvear; al final acabas comprando en lugares de confianza. Pero cuando te gusta un artista no tienes que mirar sólo las galerías españolas, las fronteras han desaparecido gracias a internet y salvo que quieras una obra concreta tienes que ver si te interesa más comprar en Nueva York que en Madrid, porque los precios varían y también es importante el cambio euro-dólar que haya en ese momento. La ventaja de comprar en España es que, dependiendo de la relación, la puedes comprar a plazos y pagarla en varias veces.

AI: ¿Qué te reporta coleccionar?

JAM: Por un lado el comprar cosas bellas que embellecen tu vida, tu espacio vital. Pero principalmente me reporta una satisfacción intelectual. Para mí el acto de comprar es lo último, porque una vez posees la obra y está ahí colgada posiblemente sea cuando menos placer me reporta. Lo que a mí me aporta más es el acto de enamoramiento con la obra, el hecho de desearla, soñarla, pensar que la puedo tener, ver si puedo comprarla, en cuanto tiempo podría pagarla, qué sacrificios tendría que hacer para poder comprarla, porque a veces según su precio es un sacrificio, una renuncia a algo.

Teniendo en cuenta que en mi entorno inmediato no existe afición por el arte, en mi caso se trata casi de una pasión "clandestina" que sólo se puede compartir con muy pocas personas, pues es una minoría la que no te considera como una especie de loco que está dilapidando su dinero y gastándolo en algo que no tiene sentido.

AI: ¿Existe para ti un tipo ideal de coleccionista?

JAM: Sí, hay dos. Un clásico, Panza di Biumo, un aristócrata italiano que de repente empezó a comprar obra de todos los expresionistas abstractos norteamericanos -Rotko, Rauschenberg, Oldenburg, ...- cuando nadie en Europa apostaba por ellos. Al leer su biografía ves que compraba de forma instintiva, que realmente entendió una corriente artística y la apoyó, y ha entrado en la historia como gran coleccionista.

Y sin duda Helga de Alvear, magnífica también como galerista apoyando y organizando exposiciones a artistas jóvenes. Su colección es maravillosa, es la colección de alguien que es sumamente generosa al cederla para que vaya a ser patrimonio de todos en la Fundación de Cáceres, y también muy inteligente, porque no dividiéndola y manteniéndola reunida en un mismo lugar, la pone en valor.