No es una oposición a las ferias de arte, sino el desarrollo de "un modelo que nos permite pensar fuera de los patrones convencionales de exhibición, difusión y colaboración del sistema actual del mercado del arte", explica Carlos Hurtado, director de Nueveochenta, tras la primera edición del proyecto expositivo "No Place". Una iniciativa, creada desde la ilusión y la experiencia de un grupo de cuatro galerías -Nueveochenta (Colombia), Arróniz (México), Michael Sturm (Alemania) y NF/ Nieves Fernández (España)-, que desde diferentes partes del mundo unieron fuerzas para hacer realidad su deseo de celebrar, una vez al año, un evento a través del cual pudieran mostrar de manera colectiva el trabajo de sus artistas y despojarse de sus tradicionales roles como galeristas.

Por este motivo, aquellos que asistieron al debut de No Place en la ciudad de Lima, entre los días 18 y 29 del pasado mes de abril, pudieron contemplar cómo "no figuraban por ningún lado los nombres de las galerías. Ni en las cartelas de los artistas, ni en la hoja de sala", aclara Nerea Fernández, codirectora de NF. "En No Place todos los galeristas representamos a todos los artistas y conocemos el trabajo de todos ellos". Porque, como afirma Michael Sturm, director de la galería homónima, "el objetivo primordial es promocionar a los artistas en un nuevo contexto y hacer circular su trabajo entre un público plural y desconocido". 

Para ello, los cuatro espacios fundadores contaron además, con la participación de Wu Gallery como galería invitada para la ocasión. Precisamente, dos de los distintivos de No Place son: su carácter nómada, ya que cada año se organizará en un país diferente; y contar en cada edición, con la presencia de una galería de la escena local en la que tenga lugar dicho acontecimiento. Este año, el destino elegido fue Lima y Wu Gallery, ya que es "una ciudad donde las cuatro galerías teníamos un pie puesto desde hace ya varios años. Nuestra experiencia previa ha sido la que nos ha brindado la oportunidad de hacer amigos y conectar con el entorno", indica Gustavo, director de la galería Arróniz. Otra de las constantes del proyecto será mantener el diez, como el número total de artistas que integran la exposición. No obstante, los nombres irán rotando cada año. Este 2017, intervinieron: Omar Barquet, Aldo Chaparro, Luis Casanova Sorolla, Gianfranco Foschino, Fritzia Irizar, Alejandro Jaime, Mateo Mate, Roula Partheniou, Sandra Nakamura y Saúl Sánchez.

Las obras se pudieron admirar en un local ubicado en la zona de galerías más popular de la capital peruana, muy próxima a la sede de Wu Gallery, concretamente en el número 212 de la Avenida Sáenz Peña, en el Distrito de Barranco. El propósito siempre será elegir para el evento espacios con personalidad, que tengan una localización privilegiada en la ciudad y con unas cualidades espaciales que los hagan idóneos para la exhibición de las obras. En este caso el local no podía ser más indicado, ya que años atrás había sido una galería. No obstante, lo insólito de este proyecto no fue la elección del espacio, sino el hecho de que los galeristas compartieron a partes iguales los beneficios de venta e intercambiaron con suma trasparencia su red de clientes. Del mismo modo, asumieron en común los gastos de trasporte, producción y montaje, así como el alquiler del local. "Nuestra intención es reforzar los lazos entre las galerías y artistas participantes, así como ampliar y crear nuevas redes de contactos en el mundo del arte", aclara Michael Sturm.

Y es que el alma del proyecto se caracteriza por ser una colaboración entre las cuatro galerías "absolutamente libre en la que no existen ni los celos, ni la privacidad. De este modo, cada uno facilitamos a nuestros coleccionistas el acceso a otros artistas que nos parecen interesantes y a galeristas con los que tenemos plena sintonía y total confianza", afirma Nerea Fernández. "Al final, los galeristas debemos ser conscientes de que no poseemos ni a los artistas, ni a los coleccionistas. Hoy el mundo del arte contemporáneo es mucho más amplio y los coleccionistas están muy bien informados. Ahora, nuestra función se limita prácticamente a acompañarles en el camino". 

No obstante, la pretensión de estas cuatro galerías va mucho más allá de los formatos estrictamente establecidos en el ecosistema artístico. No sólo se conforman con aportar a sus clientes y artistas más conocimientos, sino que buscan seducirles con nuevas experiencias. "Para los artistas ha sido todo un aprendizaje y un modelo fresco que ha llamado su atención", asegura Carlos Hurtado. "Además, ha sido muy interesante comprobar cómo esta muestra ha permitido generar entre sus obras, de una manera muy natural, diálogos y puntos de encuentro de los que no nos habíamos percatado antes". 

Además, para que la espera de una edición a la siguiente no se haga demasiado larga, las cuatro galerías de No Place han diseñado una página web con la idea de crear en internet una plataforma que funcione como "un archivo activo, creciente y constante, que también ayude a crear comunidad, y que esté vinculado con la presencia en las redes sociales", expresa Gustavo Arróniz. En cuanto al próximo destino, los galeristas aún no se han decantado por ninguno, aunque suenan nombres de ciudades de Bélgica y Alemania. Lo que sí es seguro, es que ya son varias las galerías que se han ofrecido a participar como invitadas en la segunda edición de este novedoso proyecto multidireccional que, haciendo un guiño a Utopía de Tomás Moro, abre una vía para imaginar y hacer todo lo posible por acercarse a un modelo expositivo, tan perfecto como irreal. Por Marina Fertré