Dentro del proyecto informativo colaborativo de reflexión sobre el futuro del arte y nuestra sociedad (#pensandoelfuturo / #pensandonofuturo), nacido en plena lucha contra la crisis del coronavirus, presentamos esta nueva entrevista con la artista Vivian Caccuri (São Paulo, 1986) y que, como el resto publicadas y/o por publicar, ARTEINFORMADO ofrece en abierto para que sigamos "todxs en casa pero todxs bien informadxs": 

ARTEINFORMADO (AI): En estos momentos de incertidumbre, ¿qué mensaje de ánimo y confianza le gustaría trasladar a sus colegas y al resto de los operadores y actores del mundo del arte?

Vivian Caccuri (VC): Raramente vemos una suspensión de actividades de alcance global que nos haga repensar el propósito y el ritmo de nuestras vidas. A pesar de todo el dolor, la confusión mental, la ansiedad que rodea la necesidad de cuidar lo esencial, nuestra propia vida y la de los demás, esta es una ventana de oportunidad para que los profesionales del arte reconsideren, discutan, entiendan prácticas insostenibles o simplemente propagadas por la fuerza de convenciones que hoy son injustificables. Si los científicos y los profesionales de la salud se esfuerzan incansablemente por la preservación de la vida y la curación, nosotros, como profesionales del arte, tenemos el deber de repensar nuestras actividades para que no contribuyan a la suma de una posible nueva crisis. No tiene sentido que el arte propague el deseo de cambios estructurales (incluso como una forma de capitalizar financiera o simbólicamente) y no practicarlos cuando exista la oportunidad.

AI: ¿Cómo cree que va a afectar a su manera de trabajar y a su obra así como a sus relaciones con el resto de operadores? ¿Toca reinventarse?

VC: En primer lugar, no creo que sea posible trabajar como antes, dando todo el énfasis de nuestros esfuerzos al objeto y dejando la investigación como telón de fondo, la producción de conocimiento específico que solo los artistas pueden generar. Esta mercantilización forzada del arte también es parte de la crisis que afecta al mercado. Un artista es más que un productor de objetos. Es un arquitecto de experiencias, una antena, un ser que constantemente busca soluciones a través de la reinvención. Alienarlo de decisiones estratégicas en ese momento solo refuerza el lado perverso del mercado y crea aún más desigualdad. En segundo lugar, es más que evidente que el arte contemporáneo no puede funcionar como una miniatura de un sistema neoliberal que acumula recursos en unos pocos, dejando desatendida una gran base de la pirámide. Es paradójico, por no decir hipócrita. Los artistas deben ser unánimes para cambiar un sistema centenario que está más que agotado y reemplazarlo con un modelo que incluya la creación de redes de seguridad y la redistribución de recursos para tales momentos.

AI: ¿Piensa ahora que debería acometer una nueva fase online para visibilizar y difundir más y mejor su trabajo u otros proyectos impulsados y relacionados con él? Si, es así, ¿qué medidas baraja implementar de cara al futuro en su nueva estrategia digital y que no venía ejecutando?

VC: Al mismo tiempo que no podemos perder la fe en los espacios públicos, entendiendo que el ser humano y la polis son cosas inseparables, trato de exagerar la digitalización con los ojos de la oportunidad. - Dentro de las limitaciones de mi idioma, siempre me he dedicado a crear el canal de comunicación más amplio posible con el público, y este canal inevitablemente pasa a través de las redes sociales y la representación o transmisión digital del trabajo, y estas son redes con tecnologías muy específicas y que nos estandarizan de cierta manera. Al mismo tiempo, nunca entendí la voluntad algo purista de algunos artistas para crear obras herméticas, para las cuales pocos tienen el léxico para decodificarlas, y a las que ni siquiera se puede acceder fuera del entorno físico de la exposición. La comunicación, la narración, la presentación, son recursos fundamentales para la supervivencia de cualquier comunidad humana y despreciarlos es solo otra aberración de la cultura eurocéntrica de la escritura, esa cultura de especialistas que tiene lugar dentro de "cámaras" y espacios exclusivos. En este sentido, estoy de acuerdo con el filósofo Yuk Hui: la tecnología digital es otra fuerza hegemonizadora y propagadora de valores de Occidente como si fueran "universales". Cuestionar la tecnología es rechazar un futuro tecnológico unilateral que se nos ofrece como la única opción. Es por eso que es necesario indigenizar las tecnologías de YouTube, Instagram, Spotify, comenzar a incorporar otros conocimientos tecnológicos al mismo nivel que los hegemónicos. Hablando de manera práctica y muy privada, estoy revisando el contenido que ya he generado y decidiendo cómo pueden vivir en Internet en función de las características que me comunican y no al revés. En otras palabras, no voy a adaptar el trabajo de acuerdo con la herramienta o la red social, es hora de experimentar.