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rimera exposición individual en Suiza de la artista española Dora García en la que explora ciertas expresiones de la cultura popular, tratadas en tiempo real a través de una serie de eventos en clave de ficción. La ficción es la gran herramienta de García, quién no tiene intención alguna de reconstruir la historia, sino que pretende ofrecer escenarios posibles donde se cuestionan convenciones relativas a la ética y la moral. El texto mural Soy un juez (1997) describe un escenario en el que aparece un juez que ya no es capaz de diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Tal ambivalencia sigue difundiendo los motivos de lo que consideramos moral y judicialmente justo ... a lo largo de toda la exposición.

El humor negro se filtra en la exposición introduciéndose de manera instantánea en la obra El que todo sea diferente no quiere decir que haya cambiado algo (2008). El vídeo se refiere a la detención del cómico Lenny Bruce en Australia, en 1962, acusado de obscenidad tras haber pronunciado una única frase en el escenario en su primera y única actuación en ese país. El punto de encuentro entre la actuación del actor y las expectativas y reacciones de la audiencia se analizan en detalle en Real artists don't have teeth (2009), un monólogo de nueva creación donde el papel de los artistas contrasta con las normas de la sociedad. Aquí, Lenny Bruce reaparece en compañía de personajes como el director Jack Smith y el dramaturgo Antonin Artaud.

La muestra está acompañada de una performance que realizará la artista en el Moderna Museets Biograf el 3 de septiembre. Ésta consiste en invitar a los visitantes a acercarse a la escultura Roba este libro (2009), un libro con una tirada de 250 ejemplares, lo que les empuja a enfrentarse a un dilema a título individual: si sucumben a la invitación que incluye la cubierta del libro, corren el riesgo de ser pillados cometiendo un crimen. El libro de Dora García copia la cubierta de un libro del mismo título de Abbie Hoffman, de 1971, una obra en la que se enseñaba al lector a atacar al sistema y vivir a costa de él. En la versión de Dora García, estas instrucciones han sido sustituidas por una serie de diálogos y de conversaciones por correo electrónico entre García, sus actores y otras personas que comparten con la artista la responsabilidad de la obra y de su ejecución.