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La exposición reúne 35 pinturas, realizadas entre 1999 y 2011, en las que la imagen fragmentaria de detalles cotidianos como bolsas de papel, mantas, ropa, ventanas y estancias en penumbra, adquiere tonos y texturas y sin perder la condición figurativa de su origen fotográfico, ... evoca cierta abstracción lírica y geométrica.

Para Liliane Tomasko, la pintura ha ocupado una gran importancia como medio expresivo único de creación, interrogándose constantemente sobre los límites de la abstracción y por ende, también los de la figuración. De ahí, que esta exposición incida en mostrar una obra donde ambas disciplinas pictóricas se unen, solapan y dialogan en continuo debate.

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que reproduce las obras expuestas y contiene textos de Consuelo Císcar, Sally Radic y Armin Zweite.

La obra de Liliane Tomasko se estructura en temas que incorporan bolsas (útiles para los traslados); pilas (hechas con diversos materiales dispuestos en montones); y pinturas de esquinas con ventanas (que muestran la oscuridad en un rincón relativamente olvidado). A pesar de las diferencias existentes entre estos tres temas, el hilo conductor de todos ellos es su origen fotográfico.

Tomasko reúne grupos de bolsas de papel en bodegones y luego las fotografía con una cámara Polaroid. Sigue el mismo proceso con las pilas que, en realidad, son esculturas maleables que retrata en un extremo primer plano para empujar al espacio físico tridimensional hasta los márgenes y rincones del plano de la imagen. Y repite exactamente el mismo proceso cuando captura los rincones oscuros y los fragmentos de las ventanas.

No obstante, la artista no comienza con fotografías de gran calidad. Son instantáneas tomadas con Polaroid y, por lo tanto, son maleables y, a menudo de vivos colores, o colores que tienden a ser demasiado oscuros o demasiado brillantes con respecto al objeto original.

Las fotografías son pequeñas. Con estas imágenes, que utilizan simultáneamente la memoria del objeto, éste se transforma en pintura, medio que lo devuelve prácticamente a su tamaño original.

El proceso de abstracción y mistificación permite a esta pintora emplear un estilo pictórico tenue que proporciona misterio y luminosidad, características originalmente ajenas al objeto representado. Así que las pinturas, a través de sus superficies revestidas de emociones, llevan al objeto de la fotografía barata a la pintura romántica de sus orígenes, desplegando una nueva belleza y una valiosa originalidad.

Estas obras atesoran una importante observación sobre nuestro mundo contemporáneo, pues las imágenes transforman el significado de los objetos que representan. Por tanto, el tema de la representación y la falsa representación esta omnipresente. Se trata de un viaje por el poder transformador del medio, y por el poder de la pintura como medio manual en la actualidad.

Liliane Tomasko nació en Zurich, Suiza. Realizo estudios en Camberwell School of Art en Londres, Reino Unido y tiene la licenciatura de Bellas Artes de la Universidad de Arte y Diseño de Chelsea en Londres. También cursó el Master en Bellas Artes en la Royal Academy of Arts Artes de Londres. Actualmente vive y trabaja en Nueva York, Barcelona y Munich.

La obra de Lilina Tomasko se ha expuesto en Barcelona, Palma de Mallorca, Zurcí, Berlín y Nueva York. Recientemente junto a su marido Sean Scully ha presentado en Berlín la exposición 'Liliane Tomasko and Sean Scully. The shadow of the corner of the wall'.