Cuando se trabaja con intensidad en el taller es difícil mantener las cosas fluyendo en un único cauce. Programar series de cuadros con una metodología cerrada y mantenerse dentro de ese flujo es una manera de asegurar la supuesta coherencia. Pero en cuanto uno se deja ir por el camino de la improvisación, aunque sea un poquito, se acabó. El primer paso es fácil, vale cualquiera. Pero en cuanto vas a dar el segundo ya habrá, al menos, dos direcciones que tomar. Hablo de pintura. Y entonces se plantea la cuestión esencial; ¿Cuál elegir? ¿Esta o la otra? Y la respuesta que encuentro últimamente consiste simplemente en quitar los signos de interrogación a la pregunta: Esta o la otra.

[...] Hablamos de una pintura fluida, de apariencia improvisada, distraída, de articulación inquieta. Una combinación abstracta que se dispone entre lo ... armónico y lo disonante, entre lo violento y lo amanerado, como si lo sensible hubiese abrazado al azar.

Desde hace años, aún cuando encara el cuadro desde lo fluido, destila formas derivadas del constructivismo, estructurando el azar y lo espacial desde lo cromático y desde la línea, pero sobre todo desde la turbulencia y la hibridación.

David Barro

Fragmento del texto Todavía no hemos terminado. A propósito de José Piñar, para la exposición en el CAAC, Sevilla, 2012.