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El CAAM quiere mostrar la trascendencia de la modernidad en la cultura de Las Palmas de Gran Canaria durante el siglo XX, en particular desde el campo afecto de la arquitectura.

Por ello valora las propuestas que, a partir de 1955, plantean la regeneración de los estilos dominantes, coincidiendo con la movilización de una nueva generación de arquitectos que se puso en marcha, en toda España, para crear, de manera activa, puentes con las corrientes internacionales de la segunda modernidad.

Aunque la obra del arquitecto Manuel de la Peña (Madrid,1922) trascendió a nivel nacional desde sus primeros proyectos, publicados en las principales revistas de arquitectura, la lejanía terminó por imponerse convirtiéndolo en pocos años después en un desconocido. La ... dificultad de que los teóricos nacionales accedieran a sus edificios y el subyacente olvido que impone la distancia le apartó definitivamente del restringido círculo de arquitectos emergentes en aquella época del desarrollismo que transformaría la forma de vivir de todos nosotros y del paisaje urbano correspondiente.

En un análisis amplio de la arquitectura de la segunda modernidad la figura de Manuel de la Peña destaca sin ningún tipo de complejos, tanto por la calidad de los proyectos como por la cantidad y variedad de los mismos. No es ajeno a todo ello la capacidad expresiva y plástica que había fomentado durante su formación y muy particularmente durante su etapa en proximidad a una personalidad tan relevante como fuera Casto Fernández Show, con la que pudo compartir la inquietud permanente de la experimentación o la rebeldía del pensamiento discontinuo.

En definitiva De la Peña, al igual que Miguel Martín en el periodo de las vanguardias históricas, representa un hito en la cultura nacional. En Las Palmas de Gran Canaria, Manuel de la Peña es el arquitecto que imprime el impulso más decidido para esta regeneración y desde que firma su primer proyecto, en 1958, sacude las estructuras estéticas de los principales estudios de los arquitectos locales.

La magistral obra del Hotel Las Palmeras fue en su momento, y sigue siendo en la actualidad, a pesar de las modificaciones realizadas, un hito cultural que no ha sido entendido y asumido en todo su alcance por los sectores profesionales y la sociedad en general, lo que contrasta con el atractivo que tiene y el interés que despierta en cuantos especialistas de la arquitectura lo ven por primera vez.

Pero aparte de este edificio, De la Peña realizó una ingente labor profesional en todo tipo de arquitectura: urbana, religiosa, turística, agrícola…, e incluso planeamiento urbano. Algo que merece ser tenido en cuenta ya que en cualquier circunstancia su trabajo dejó constancia de la versatilidad de sus diseños y la eficacia económica de cada proyecto.

Como parte complementaria de su arquitectura se ha de tener muy presente el mobiliario que realizó para sus edificios y también el que produjera y pusiera a la venta en una tienda local, lo que dio lugar a un mercado que marcó tendencia durante años. Se establece una relación entre la arquitectura y diseño con la intención de mostrar la idea espacial con la que concebía el arquitecto sus edificios. Mesas, sillas, puertas, taburetes, trinchantes, estanterías… dan volumen y color a la exposición en una componente táctil tan sutil como tensa entre forma y estructura.

Manuel de la Peña

Manuel de la Peña se titula como arquitecto en 1951 y tras realizar algunos primeros trabajos que serán publicados en la revista Cortijos y Rascacielos, dirigida por Casto Fernández Show, con quien colaboraba profesionalmente. Con posterioridad oposita al recién creado Instituto Nacional de la Vivienda, en cuyo cargo se le destinará a Santa Cruz de Tenerife, en enero 1956. La falta de estructura del nuevo departamento ministerial en Canarias le llevara a ser también Vocal Representante de la Dirección General de Arquitectura en el Consejo Provincial de la Vivienda de Las Palmas y dos años después Arquitecto Jefe del Sección de Vivienda de la provincia de Las Palmas, instalándose definitivamente en esta ciudad a partir de 1958.

Su actividad profesional privada se inicia ese mismo año y marcará decididamente la evolución de la historia de la arquitectura local con un planteamiento informalista de gran austeridad formal emparejable con la estética dominante en el nuevo servicio específico de la vivienda que aunaba el esfuerzo de las avanzadillas culturales de los más jóvenes arquitectos del país.

Pero en el arquitecto subyace también una orientación experimental que solo se ha podido reflejar en contados proyectos construidos y que fundamentalmente quedó reflejada en numerosos dibujos y proyectos que no pasaron de la fase papel y que hubieran supuesto otro paisaje de la contemporaneidad.