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Para el comisario de esta muestra, Julián Díaz, se trata, por tanto, de una muestra que presenta algunas obras que circulan por aquí (y, de paso, habla de la necesidad de que las obras circulen). Además, la exposición señala la existencia de un mercado artístico que se concreta en las galerías y que, pese a su irremediable vocación global, necesita de estímulos.

El resultado es extraordinariamente plural, interdisciplinar, tanto como el propio sis­tema del arte que representa, en el ... que, desaparecidas las jerarquías, coexisten (a veces sobre un mismo soporte) la pintura, la escultura, la fotografía, o el video. Se trata de un diálogo que viene siendo habitual desde el momento en que las exposiciones dejaron de ser relatos de historia del arte para convertirse, precisamente, en propuestas; en este sentido, esta exposición debería verse como una cartografía, más que como una narra­ción. No parece aconsejable una descripción exhaustiva de las obras seleccionadas, pero puede que merezca la pena señalar algunas claves.

Las fotografías de Isabel Tallos proponen puntos de vista imposibles pese a su anclaje aparente en la realidad y aportan nuevos puntos de vista sobre la relación entre espacio y representación, un viejo argumento de la pintura. La reflexión de Isabel Tallos es muy amplia, incluye aspectos muy diversos, como el estatuto de la fotografía o la posición del público; 'busco la desorientación del espectador, provocar en él un juego de búsqueda de sentido para que se plantee, quizá, el sentido en sí mismo'.

También resultan inéditos los puntos de vista de I say what I want to, el interesante vi­deo de Miguel Soler en el que la realidad más inquietante aparece en las pantallas publi­citarias que resultan ser ventanas en una ciudad que nunca podemos ver completamente (un poco a la manera en la que lo real se cuela en los fotomontajes, de John Heartfield a Martha Rosler). En Cartografía etiquetable, las huellas dactilares (individuales, persona­les, intransferibles) acaban por perecer en un planisferio que indica, de nuevo, la difícil relación entre el individuo y el espacio.

El intento de ordenación del caos parece ser el argumento principal del arte geomé­trico, la obra gráfica de Pepa Satué ('estructurar el caos y desestructurar el orden') habla de orden, de texturas, de soportes expresivos. Como ha escrito la artista, orden y geo­metría no están al margen del azar. La geometría aflora también en la obra de Carlos Evangelista, que recrea la tradición que va del constructivismo al minimal e incide en uno de los más importantes temas de discusión del arte en los dos últimos siglos (al menos), el de la naturaleza de la escultura.

El término instalación (y el objeto al que alude) aparecieron en el mundo del arte en los años sesenta y se situaron en la parte más visible del sistema; sin duda la instalación ('cierta obra en un cierto orden coligada a un espacio dado', ha escrito Catherine Da­vid) es la máxima aportación del arte contemporáneo a la búsqueda de la obra de arte total. La obra de Izaskum Álvarez cumple las funciones de la instalación en la medida en que se interroga sobre los límites del arte y del espectador y polemiza con el espacio expositivo.

Toshiro Yamaguchi reflexiona sobre la materia y sobre el color, que son en realidad, argumentos clásicos de la pintura, en una obra que se compone de pequeñas piezas y que da lugar a formas de presentación variables; 'las composiciones de múltiples piezas suelen aludir a la variedad dentro del conjunto, como la misma humanidad, con diferen­tes texturas (pieles), compartiendo espacios y complementándose'.

Lalata, que acaba de cumplir diez, incide en las relaciones entre el arte y el archivo. Manuela Martínez y Carmen Palacios encierran en sus latas, siempre bajo un lema inge­nioso, objetos artísticos de autor que convierten cada número de la revista en un irrepe­tible museo portátil, una suerte de Boîte-en-valise universal. Lalata supone, en cada una de sus manifestaciones, un modo de arte alternativo.

En fin, la exposición pretende mostrar una parte del arte que se exhibe aquí y ahora, algo de 'lo verdaderamente vivo', que diría Greenberg.