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Casa Árabe organiza esta exposición que nos permitirá conocer los últimos trabajos de la escultora madrileña Teresa Esteban, y que ha sido comisariada por el teórico y crítico de arte, Miguel Cereceda.

Una importante muestra, que incluye más de 40 piezas entre esculturas y dibujos, inspirada en las formas constructivas propias de la arquitectura tradicional árabe. Se trata de una fascinación. Cúpulas, bóvedas y minaretes son aparentemente su objeto inicial. Las celosías, los juegos de luces y sombras, las transparencias de la arquitectura árabe son convocadas en esta exposición a través de la escultura. Fascinación también por la geometría vegetal de los mocárabes. Se trata del milagro de la contemplación. Teresa Esteban construye sus piezas en maderas nobles y alabastros, atenta tan sólo ... a un sentimiento que quiere transmitir al espectador: la emoción pura de la contemplación. Recrea mezquitas, harenes, torres militares o graneros, prestándole atención a la idea del cobijo y de la protección. Encontramos casas escultura o esculturas casa, habitaciones abiertas al espacio y a la luz, transparencia y cobijo: cielo protector.

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Se trata de una fascinación. Cúpulas, bóvedas y minaretes son aparentemente su objeto inicial. Las celosías, los juegos de luces y sombras, las transparencias de la arquitectura árabe son convocadas en esta exposición a través de la escultura. Fascinación también por la geometría vegetal de los mocárabes. Se trata del milagro de la contemplación. Teresa Esteban construye sus piezas en maderas nobles y alabastros, atenta tan sólo a un sentimiento que quiere transmitir al espectador: la emoción pura de la contemplación. Recrea mezquitas, harenes, torres militares o graneros, prestándole atención a la idea del cobijo y de la protección. Casas escultura o esculturas casa. Habitaciones abiertas al espacio y a la luz. Transparencia y cobijo: cielo protector.

El título no es una mera alusión a la novela alucinada de Paul Bowles, en la que dos personajes vagan por el desierto del Sahara, tratando de experimentar la nada y la ausencia de todo deseo que el desierto simboliza. Es también el resultado de una fascinación viajera. La diferencia entre turistas y viajeros, explicaba Bowles en su novela, radica en parte en el tiempo: 'Mientras que el turista suele apresurarse por volver a casa al cabo de pocas semanas o de pocos meses, el viajero, sin pertenecer más a un lugar que al siguiente, se desplaza despacio y durante un período de años de una parte de la tierra a otra'.

El viaje de Teresa Esteban es un viaje doble: el viaje enamorado hacia la cultura islámica y hacia la arquitectura árabe y su sentido decorativo, luminoso y ornamental; y por otro lado, el lento viaje de la escultura misma hacia la exploración de esa nada misteriosa que se nos resiste, bajo la apariencia de lo religioso o de lo sagrado. Su atención no se dirige únicamente hacia las formas de la arquitectura religiosa, como las mezquitas o los mausoleos. Su mirada se detiene también estupefacta en las formas peculiares de los diversos edificios de la arquitectura civil, tanto de los palacios, como de los graneros y de los caravasares. Pero en rigor su devoción cuasi religiosa se dirige más bien hacia cosas tales como la relación entre lo interior y lo exterior en la arquitectura, los juegos de las luces y las sombras e incluso hacia las poéticas del agua, características de los patios y los jardines árabes. Tratar de recoger todos estos sentimientos y emociones mediante la escultura es el reto apasionante al que la artista se entrega. El reto de una escultura emocional. Se trata sin duda de una fascinación.

Miguel Cereceda

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Teresa Esteban nació en Madrid. Muy pronto se dio cuenta de que su camino iba unido indisolublemente a la escultura. Estudió Bellas Artes y obtuvo el título de doctora en Bellas Artes, sección de escultura, por la Universidad Complutense de Madrid.

Ha expuesto individualmente en diferentes ciudades españolas, y también en París y en Roma. Su última muestra individual fue en la sala El Brocense de Cáceres, con una exposición titulada 'Ítaca', que reunía obras de sus últimos diez años.

Entre otros premios ha obtenido los siguientes: Primer Premio de Escultura 'Ciudad de Badajoz', Primer Premio de Escultura 'Caja Castilla La Mancha', Primer Premio de Escultura 'Caja de Guadalajara', Primer Premio de Escultura 'XVII Bienal del Tajo' y el Premio Adquisición de obra El Brocense.

En el año 2001 disfrutó de la Beca de la Real Academia de Bellas Artes de Roma y de la participación en el Taller de Forja, dirigido por Martin Chirino y organizado por la Fundación Marcelino Botín en Santander.

Tiene obra pública en diferentes ciudades de la Comunidad de Madrid: Alcobendas, San Sebastián de los Reyes, Navalcarnero, Móstoles, Alcorcón y Alcalá de Henares. También en Fuerteventura y Cáceres, entre otros lugares.

Actualmente trabaja sobre una de sus ciudades del alma: Berlín, en un proyecto escultórico sobre sus enigmáticos patios.