Más de setenta 'artistas' forman el grupo del que he partido para seleccionar en esta primera entrega a veintinueve, que recorren, sin embargo todo el espectro. Descubriendo para Nerva nuevos autores, prácticamente desconocidos, aportando nuevas disciplinas como la fotografía, el diseño gráfico etc.

Cinco generaciones para un 125 aniversario, desde Daniel Vázquez Díaz que nace todavía en la Aldea de Riotinto, tres años antes de la Independencia en 1882 hasta Leticia Zamorano, que cierra el grupo que presentamos hoy, no porque su apellido sea la Z sino porque nació en 1984, 25 años tiene, una generación nueva con tintes absolutamente mineros ya que trabaja con ellos, se los arranca a la tierra como en su día hiciera el propio Vázquez Díaz usando el polvo de cobre como pigmento. El recorrido comienza con D. Daniel, como lo llamaban cariñosamente los cientos ... de discípulos que pasaron por su Taller. Ellos desde su vuelta a España para instalarse en Madrid, renovaran el anquilosado y oscuro panorama plástico nacional. Díaz Caneja, Canogar, Ibarrola, Cristino de Vera, Amalia Avia y un sinfín de artistas aprendieron a amar e innovar el Arte de esta España que, cerradas las fronteras con la dictadura bebía sedienta del nuevo arte que se cocía en Paris y que D. Daniel tradujo para todos al lenguaje español. En otro plano, pero paralelamente, José Mª Labrador nacido de familia humilde, influirá mucho más en la escuela local de Nerva. Su pintura es mucho más académica. Basada en los elementos que nos da la tierra: el agua, el pan, la caza, las minas... innova desde la 'escuela de Sevilla' al lado de Bacarisas y otros. Ambos Vázquez Díaz y Labrador volverían a su pueblo por temporadas. Fontenla siete años más joven que Vázquez Díaz y un año mayor que Labrador, había creado una escuela de pintura local, ayudado por Educación y Descanso. Las conversaciones sobre arte debieron ser muy aperturistas para un Fontenla que no se mueve de Nerva en toda su vida. Sin embargo su amor al arte y al pensamiento hace que desde aquí, desde su terruño contagie a otra generación de artistas no menos interesantes: Rosario Moreno, Alcaide, Manuel Vázquez, Sutilo, Joaquín Jiménez, Manuel Villalba, Manuel Martínez López, etc.

Una obra de Díaz Oliva y otra de Alberto Vázquez, nuevas, novedosas que pueden convertirse en estrellas de la exposición y por otro dos artistas casi desconocidos en el panorama de la pintura local José Domínguez, publicista y Juan Miguel Fernández, nervense afincado en Riotinto que fue censurado en 1979 en el I Certamen Vázquez Díaz quiero recordar. También reaparece un gran olvidado, por las dificultades del transporte y exposición de la escultura Evaristo Márquez. Su viuda Jerónima aún recuerda con cierta amargura hacia su pueblo querido la escultura que Evaristo hizo para Nerva en 1983, y que el artista después de haberla fundido y habiéndose gastado para ello un millón de pesetas de la época, se la dejaron colgada. La escultura representa a una garza con formas de mujer y ninfa. Allí en Juan Gallego en su patio espera una respuesta de su pueblo veinticinco años después, hace una generación. Nuestro símbolo dormita a 15 kilómetros de aquí.