La fantasía entendida como la capacidad mental ilusoria, inspirada en lo onírico, alimentada por la imaginación, contrapuesta a la materialidad de la realidad, nos emite a lo ilimitado e infinito. Paradojicamente, el ejercicio de emprender una colección de joyas de fantasía presenta la posibilidad de asir, obtener, racionalizar eso irracional, contener lo incontenible que denomina esta misma facultad de la mente; nos lleva a pensar en la materialización de las ilusiones. Así mismo, aunque aparentemente tal colección demuestre una gran diversidad de figuraciones, en conjunto todas responden a una única fantasía, la del poder ostentar, la del lujo, la del brillar y destacarse por la posesión de bienes materiales de última necesidad. La profusión de tales objetos aquí presentada nos habla de esa sociedad donde circulan, de sus aspiraciones y a la vez de sus carencias porque con lo que se fantasea es con los deseos no satisfechos. A su...vez, es precisamente ese amplio uso de la fantasía lo que supone la democratización de tales designios, poniendo al alcance y disfrute el cumplimiento de un mismo deseo de riqueza para todos, incluso desde una alucinación íntima de opulencia.
Entrada actualizada el el 03 jul de 2018
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