PACO se pasea de acá para allá, recorre la sala donde tiene varias obras expuestas y un pitido constante le alerta de que tiene que cargar las 'pilas' de su silla de ruedas. Tan sólo ese sonido recuerda a sus admiradores que él es un pintor especial. No le gustan las etiquetas ni que le definan como un artista discapacitado porque al resto no se les anuncia como artistas normales. Ante todo es un pintor, dice. Sus cuadros muestran mil colores y alegran el alma a quien los contempla. Quiere que el observador sienta al verlos unas ganas terribles de seguir adelante.

Este pintor malagueño nació con distrofia muscular progresiva. Ahora esta enfermedad le mantiene sentado en una silla y le resta movilidad. Desde que comenzó a sentir el deterioro de su cuerpo se aferró a la pintura para sobrevivir, ... como un jabato. «Sin ella, me hubiese costado mucho», confiesa.

Paco Meléndez pega el alma en cada lienzo que se dispone a llenar de su arte. Ayer, varios rincones de Motril tuvieron el privilegio de ser pintados por este artista que cuenta ya con más de mil cuadros.

Lo hizo como participante del concurso de pintura rápida organizado por Cultura, con motivo de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo que tienen lugar hasta el 17 de noviembre.

Este pintor escogió cuatro puntos de la ciudad y entregó su cuadro a las seis de la tarde, en el Calderón junto a los demás concursantes, unos veinticinco.

Paco explica que milagrosamente sus manos tienen movilidad para pintar, pero no para realizar cualquier otra tarea. «Son los ánimos los que me mueven». También pinta gracias a su mujer, María Concepción Pérez, que le va rotando el lienzo y que es uno de sus máximos apoyos.