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Parece que cierto pudor extraño nos pesa –o al menos me pesa a mí- a la hora de la etiqueta propia, de hablar de influencias con nombres y apellidos, como si al definirnos fuésemos a caer irremediablemente en la presunción de nosotros mismos… Y el caso es que seguramente así sea, ya que es difícil que el discurso de uno tire piedras sobre su propio tejado –y más si tiene fines promocionales, cómo es el caso… No obstante y apelando siempre a la inteligencia del lector, sagaz e infinita!, tenemos la simpática contrapartida de que la autodefinición, aún cuando miente, arroja bastante verdad sobre su autor. (para beneficio o agravio del mismo, lo cierto es que difícilmente, hablando de uno, se esconde lo que se es: Un fantasma, un pretencioso, una persona honesta y encantadora, un peñazo insoportable… ... En fin.. Hay una frase del señor Oscar Wilde que no viene mucho a colación, pero sin duda es magnífica: la mejor manera de evitar la tentación es caer en ella …veamos pues como les digo lo que les digo:

La pintura que hago se podría denominar algo así como figuración narrativa de base clásica –en cuanto a formación- y libre heredera de la escuela luminosa del sur; Esto último porque estudié gran parte de la carrera en Sevilla, donde me licencié hacia el 2003. A partir de entonces, y casi hasta ahora he trabajado en cierto modo en itinerancia y sobre temática de viajes; El sur de Francia, Senegal, el norte de Italia, Argentina y México, han dado lugar a exposiciones como Cacheiras-Dakar en Compostela, (en el 2004), Milán portomarínico y la nostalgie delle Vacanze en Milán, (en el 2005), Del taller a la Patagonia en Sargadelos de Monforte (en el 2007), Rumbo a Zacatecas, proyecto becado este verano pasado en México, etc. Así, estas exposiciones nacen habitualmente de cuadernos de viajes, glosario de esbozos e ideas que hace las veces de agenda, de modo que el trabajo que resulta contiene un importante rastro autobiográfico; rastro, que no directriz, en tanto que estas apuestas iniciales se matizan y tamizan en el estudio en función de muchos otros aspectos. Paralelamente a estos trabajos de viajes –de fáctura rápida y expresión inmediata- e incluso en el otro extremo de los mismos, se encuentra la temática de asuntos domésticos: paisajes quietos, tanto de contenido como de forma y que un poco representan ideas opuestas al dinámico tema viajero. Son trabajos fundamentalmente de taller, de laboratorio y son abordados pués desde otras perspectivas; Es a esta sección que pertenece la presente exposición, de nombre: Asuntos de andar por casa y otras intimidades:

Se organiza, esta muestra, en torno a dos piezas clave: una composición de nueve caras a tamaño real y un díptico de 2x4 de temática de taller. El resto de las piezas, en torno a un total de 25 entre telas grandes y formato pequeño en papel, hacen referencia a estas o bien se enhebran como indica el título, en la temática de asuntos de casa e intimidades; Así aparece A dentelladas que es un zoom de la imagen del díptico del taller, y también lienzos de nombre como La cocina de Luis armando, El sucio fregadero, o La habita. Por otro lado el repertorio de imágenes de amigos, familia y demás incautos que pueblan los lienzos forman parte de un serio estudio sobre el retrato.. y digo serio en tanto que la dinámica de elaboración de los mismos implica horarios, sesiones concertadas y en definitiva trabajo de modelo a la antigua usanza; Esto es, de pintor de batín y paleta…estatus este que al parecer mi pintura reclama en cierto modo…Por otro lado y un poco como contrapeso alternan las piezas tratamientos de ámbito más gráfico, tipo letras u otros iconos propios de la cartelería que se adueñan de los espacios de la representación tradicional, a menudo con un guiño de humor que acuña o rotula la imagen. Y ya para concluir estas líneas, algunas más sobre el tema de las intimidades. Conviven con los retratos, los asuntos domésticos y las escenas de taller, una serie de desnudos que no obstante constituir una parcela distinta, no se alejan, sin embargo, de los planteamientos ya expuestos; se trata de nuevo, de escenas de casa, de los mismos paisajes quietos, donde familia y amigos son retratados desnudos en actitudes más o menos cotidianas; Lucía en la ducha, Rebe con y sin ropa a modo de maja, Antón a sus anchas, etc. Y es que no se trata de desnudos anónimos sino de personas de carne y hueso que forman parte de la orografía cambiante de la casa y el taller, lo cual incluye –quieran o no- que se conviertan, en la iconografía de estas telas.