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La exposición Voz entre líneas es un proyecto ... que trata de la palabra -desglosada en palabra escrita, palabra negada, palabra sonora y palabra silenciada- del conjunto de palabras que conforman la oración, el deseo, la consigna y la noticia, y por extensión la narración. Una narración que puede ser una canción, un monólogo, una polifonía o, hasta una voz silenciada. En el otro extremo del abanico, encontramos el libro y la biblioteca como el lugar en el cual la suma de conocimientos se hace evidente físicamente.

De esta manera, el primer ámbito de la exposición es el de les palabras, afirmadas o negadas, que, combinadas, llegan a construir frases, a hablar entre líneas, a acumularse visualmente estimulando una posible situación babélica. Frases del artista Javier Peñafiel como «minimizando daños», «violencia sostenible» o «confianza quería penetrar», de su vídeo Mosquito de ensayo, conviven con las frases publicitarias de Matt Siber que flotan en el aire porque han perdido el soporte arquitectónico o de display que les daban presencia física. Al mismo tiempo, encontramos los «alter egos» de Javier Peñafiel, los «egolactantes», los cuales participan de esta afirmación del yo, y también encontramos la pieza 'Signatura' del Perejaume, donde la firma es la protagonista absoluta y única de la obra.

Como consecuencia inevitable de este alud inicial de palabras encontramos el hecho de borrar el texto, de impedirnos la lectura, de acumular palabras y sobreponerlas hasta desfigurar la presencia e impedirnos la lectura. Así sucede con las piezas de Ignasi Aballí i Matias Faldbakken.

Inevitablemente, la palabra teatralizada, la palabra cantada, es decir, la canción forma parte del discurso expositivo, y así encontramos como bienvenida al exterior la pieza de audio de Susan Philipsz, Follow me, y como contrapunto, una nueva pieza de Perejaume, La soprano M. Dolores Aldea interpretant la pintura Seguidamente, y una vez analizada la palabra, el hilo conductor de la exposición sigue con la escritura, la palabra escrita. Así encontramos la pieza Vivir en pronombres de Rogelio López Cuenca y el vídeo Monólogo jardín del propio Javier Peñafiel.

Y como extensión de este ámbito, nos encontramos con la propuesta del texto esculturizado de la propuesta de Gustavo Marrone donde los nick names que circulan por la red del colectivo gay acaban cogiendo una presencia escultórica, en un giro extraño entre lenguaje, Internet y soluciones escultóricas, como también es el caso de la pieza de Harald Kligelhöller.

Un vez finalizada la sección de la palabra como una especie de ente autónomo susceptible de diseminarse entre multitud de posibles contenidos, la frase en muchas de les sus posibles ramificaciones se convierte en una parte primordial del recorrido de la exposición. Desde los deseos y plegarias expresadas en papel y dejadas en los templos japoneses, tal como podemos observar en la fotografía de Claudia Terstappen, o la frase contundente de Rubén Grilo, construida a partir de ocho fragmentos de frases extraídas de la prensa diaria, hasta llegar a la reescritura del trabajo de Azucena Vieites, y por las frases que, construidas y ordenadas a manera de partitura musical, nos presenta Jorge Macchi.

Después de la rotundidad que plantean las frases, el paso inmediato e inevitable es ya la narración, que también en este caso puede diversificarse en un conjunto de propuestas, difíciles de acotar. En primer lugar, tenemos Lectura de manos, de Javier Codesal, un vídeo en el cual la imagen se expone como un texto y quien observa se convierte en protagonista, como si fueran sus propias manos las que son leídas. A continuación, los carteles Portrait ('retrato'), de Anne-James Chaton, recogen de forma obsesiva el que una persona puede llevar en su bolsa de mano; el texto se convierte así un retrato personalizado a través de la descripción de los objetos que la acompañan. Finalmente, Zineb Sedira introduce el diálogo entre dos miembros de su familia y ella misma, en un intento de poner de manifiesto las diferencias generacionales a través de las tres lenguas que han marcado los avatares de su familia, obligada a subsistir el exilio. De hecho, el proyecto en si mismo se convierte en una narración que se despliega por el espacio expositivo dado que el catálogo de la exposición adquiere presencia física formando parte de la misma narración visual que es el proyecto.

El paso siguiente del recorrido y la meta conceptual que presenta el proyecto consiste en llegar hasta la biblioteca, como plataforma máxima de conocimiento y, para hacerlo, se recorren propuestas como las de Joao Tabarra, donde la lectura practicada en un lugar extraño y onírico nos quiere recordar que, como dice el mismo autor, «detrás del humor se esconde el conflicto»; la serie de ocho fotografías Pensadores, de José Antonio Hernández-Díez, en la que suma alta cultura y baja, reconstruyendo nombres de pensadores como Hume, Freud, Mao, Kant, Kafka, Hegel, Jung y Marx a partir de les iniciales de les marcas que, convertidas en logos, vemos incorporados a zapatillas deportivas. Junto con estas obras, se encuentra, La voz contraria, de Javier Peñafiel o la pieza de Juan Cruz Translating Don Quijote donde se reúne 126 CD de audio la performance realizada unos años antes, durante la cual iba traduciendo en directo del castellano al inglés la obra Don Quijote.

El diseñador Nils Holger Moormann y su butaca móvil, que al mismo tiempo es biblioteca y que nos ofrece todos los elementos para realizar una lectura fructífera, seria el ejemplo ideal de una biblioteca particular de libros seleccionados para acompañarnos de una forma muy personal.

Y, finalmente, tenemos la propuesta de Elín Hansdóttir, esta ya fuera del espacio expositivo y dispersa por las bibliotecas de la ciudad de Lleida -como antes ya lo había hecho en otras ciudades. Los cerca de mil libros en blanco viajan de un lugar a otro pidiendo la colaboración de los ciudadanos, con el objetivo de poder escribir un relato colectivo de la mano de personajes anónimos que, con sus aportaciones, darán pie a una nueva biblioteca, que también estará al abasto de todos a través de la red.