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Tradicionalmente la pintura histórica se consideró el género más importante porque contenía dentro de sí otros géneros que el artista debía dominar previamente, como el retrato y el paisaje. El artista poseería, además, una vasta cultura que le permitiese articular de manera coherente la narrativa que imponía el género no solo de acontecimientos históricos y escenas religiosas sino también de alegorías literarias y referencias mitológicas. La casi totalidad de nuestras obras re?visitan el género histórico. Los hechos en los que nos enfocamos son aquellos que han modelado la vida de la sociedad cubana actual y al mismo tiempo, puntos donde las tramas locales interactúan con una trama mayor, esa red de interacciones culturales que constituye la historia general del ser humano.

OPIUM es la primera muestra que hacemos en Santiago de Compostela e incluye obras realizadas entre el 2001 y el 2010, con diferentes técnicas artísticas como el pan de oro sobre madera, el óleo sobre tela y el vídeo arte. De ahí que, con sus simbólicas y provocativas yuxtaposiciones entre imágenes históricas y evocaciones religiosas; intente redirigir la mirada y la atención, hacia el cuestionamiento de la veracidad y validez de esas promesas de salvación que ofrecen los credos religiosos, los sistemas políticos y el consumismo.

Acerca del título

El título OPIUM apunta a la manipulación de la conocida frase de Karl Marx 'la religión es el opio del pueblo'. Esta comparación entre religión y opio había sido utilizada antes por otros filósofos, señalando que ambas brindaban consuelo y soporte espiritual frente a las dolencias del ser humano. La frase de Marx fue publicada en su libro Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, de 1843 y dice 'La religión es el alivio de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas desalmado. Es el opio del pueblo.'

Acerca de la museografía

Hemos trazado un eje vertical imaginario que relaciona los tres espacios que conforman esta exposición y que están ubicados en los diferentes niveles del edificio. Abajo, se muestran retablos confeccionados con fragmentos de madera y pan de oro, retratos de personas anónimas y humildes, aquellas que más deprecatoriamente levantan la vista al cielo. Arriba se narran historias de hombres que han actuado como si fueran dioses. La fidelidad y la traición, el crimen y el sacrificio, son elementos comunes de la historia que entrelaza religión y política. Y en el centro del eje vertical, como si se tratara del círculo de tierra que media entre el cielo y el infierno, se proyecta la imagen de un caballo que, a todo galope, corre incesantemente. El caballo ha desempeñado un importante rol en la historia de los pueblos, en sus guerras de conquistas y reconquistas. Esta es nuestra metáfora de la libertad y de la responsabilidad ligada a ella; un símbolo que nos recuerda la peregrinación filosófica, que nos hace regresar una y otra vez sobre el camino de saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Es así como esta exposición se convierte en un sofisticado ejercicio de crítica a la noción de sacrificio y heroísmo que la historia, la política, la religión y la mitología han fomentado basándose en la credulidad del ser humano. OPIUM versa sobre la fe, sobre la necesidad de creer, sobre la manipulación de esa necesidad y sobre los mecanismos de poder que construyen su pirámide colocando su base de operaciones estratégicamente sobre ese 'Axis Mundi' que comunica el 'arriba', el 'abajo' y el 'plano terrenal'.