Arnul Rainer nace en Baden, Austria en 1929. Miembro de la Reales Academias de las Artes de Berlín y Viena, recibe en 1981 el premio Max Beckman en Frankfurt y en 1989 el International Photography Prize en Nueva York. Se le han dedicado exposiciones antológicas en la Galleria de Arte Moderno de Bolonia, el Stedelijk Museum de Ámsterdam, el Guggenheim de Nueva York, el Georges Pompidou de Paris, o la Nationalgalerie de Berlin. También ha representado a Austria en la Documenta de Kassel y en la bienal de Venecia.

En Septiembre del 2009 la ciudad de abre, en la ciudad de Baden, el Museo Arnulf Rainer.

Arnulf Rainer se inicia en la pintura a través del surrealismo. Interesado en el automatismo pronto comienza ... a basar su expresividad en el ocultamiento de imágenes de otros artistas, o fotografías suyas. Así toma fragmentos de obras de arte, a menudo religiosas, para cubrirlos luego de capas de pintura y trazos, llegando a la abstracción.

Exaltando siempre el acto humano de pintar, en la obra de Rainer destaca el lenguaje corporal que pintar implica. Para esto, resalta las primeras formas de expresión humana, utilizando las manos para extender la pintura, y siempre de un modo visible.

Muestras de un intento del artista por liberarse de sus propias limitaciones, sus pinturas denotan la búsqueda de la expresividad máxima, a través de colores, texturas y gestos. Incluso las formas de algunos lienzos exceden lo convencional, y adoptan la silueta de la cruz latina. La utilización de otras imágenes, cubiertas brutalmente de pintura, el uso de las manos y de la cruz como soporte y su obsesión por la muerte le han convertido en un artista reconocible internacionalmente, y en ocasiones polémico.

Desde la exaltación a la resignación, desde la imagen convencional o fotográfica distorsionada hasta la ausencia de imágenes, cada serie de pinturas de Rainer es diferente pero todas comparten el deseo de destruir la comunicación convencional para recuperar la riqueza de la expresión humana.

Esta muestra en concreto reúne las series que Rainer ha realizado con las obras de otros artistas como base pictórica. Los caprichos de Goya, los grabados de Rembrandt, y las imágenes de Leonardo sirven como punto de partida de ese proceso arqueológico que Rainer invierte para, a través de sucesivas capas de pintura que oscurecen la imagen inicial, conseguir la destrucción de lo conocido como fin creativo.

A través de todas ellas, y expresando la dificultad del hombre ante un mundo cambiante, Arnulf Rainer trata de renovar el lenguaje pictórico, abstrayéndose de la realidad cultural establecida, para que la expresividad no pierda intensidad.