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A partir de su conformación como país, en los albores del siglo XIX, la necesidad de cohesionar a la población de un territorio diverso y complejo llevó a sus clases dirigentes a desarrollar una noción específica para la cultura mexicana. Sin embargo, a doscientos años de su fundación nacional, no existe una identidad de lo mexicano, sino muchos mundos que conviven bajo dicha noción, los cuales, conforme pasa el tiempo, van cambiando de perspectiva y emplazamiento, abarcando, incluso, territorios e imaginarios ajenos. Esta es la idea que subyace a la ... muestra del trabajo de 25 artistas, pertenecientes a distintas generaciones, y cuya edición representa, en alguna medida, la diversidad de temáticas y estilos vigentes en la fotografía en México en los años recientes.

El estallido de la revolución mexicana, sucedió hace un siglo exactamente, cambio por completo la política en el país. Se instauró entonces un régimen que prevaleció hasta fin del siglo XX, el cual entre otros procesos, propició y difundió una idea de lo mexicano identificada con una mitología unitaria, sustentada en la integración de dos culturas, la prehispánica y la española. Un nuevo relato posnacional viene afirmándose al inicio del siglo XXI, debido a las profundas transformaciones que tienen lugar no sólo en el ámbito de la política y la economía, sino, sobre todo, en la cultura, cuyo dinamismo motiva a pensar en una visión no anclada en el pasado, sino en el presente, un tiempo convulso cargado de energía cuya complejidad impide perfilar las tendencias futuras, si bien estas pasan, ineludiblemente, por una mayor integración al mundo.

Tres son las maneras en que la muestra Mundos mexicanos refiere estas cuestiones: a partir del individuo, de la comunidad y del espacio, nociones que agrupan los tres conjuntos en los que se inscribe la obra de los veinticinco autores de la exposición, que busca relacionar y presentar al público de manera general, una serie de trabajos caracterizados, de cualquier manera, por su autonomía creativa.

Cabe señalar que la obra de nueve autores de la muestra Mundos mexicanos pertenece a los acervos del Centro de la Imagen, una entidad pública fundada en 1994, dedicada a la investigación, la enseñanza y la promoción de la fotografía en México, creada por iniciativa de la propia comunidad artística y fotográfica, y auspiciada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Centro Nacional de las Artes.

Comunidad

Existe una tradición fuertemente arraigada en la fotografía mexicana, referida a la representación de la cultura de las comunidades que integran el país, sus hábitos y creencias. La crítica a la marginación social y la afirmación festiva de la riqueza de la cultura popular son dos aspectos característicos de los ensayos documentales realizados por los fotógrafos mexicanos, tanto como la revisión de los efectos del aislamiento de sectores rurales vinculados a tradiciones ancestrales, que contrasta con la vida de quienes viven en las grandes ciudades de México y Estados Unidos, donde la hibridación de la cultura de ambos países es un hecho cotidiano. Así, la diversidad y la complejidad de la obra de Lorenzo Armendáriz, Carlos Cazalis, Marco Antonio Cruz, Federico Gama, Maya Goded, Lourdes Grobet, Eniac Martínez, Francisco Mata, Dulce Pinzón e Yvonne Venegas, demuestra que los mundos mexicanos no se determinan por el territorio en el que han nacido o viven estos fotógrafos, sino por su imaginación y su posición crítica.

Individuo

El delirio y el conocimiento, el sueño y la muerte, la ironía y el presentimiento, la subjetividad y el extrañamiento conforman una red de contrastes de la experiencia individual que se mira a sí misma en el espejo de la imagen fotográfica, un recurso de afirmación y de negación, de búsqueda y contradicción, tal y como lo demuestra la obra de Patricia Aridjis, Cannon Bernáldez, Marianna Dellekamp, Daniela Edburg,

Graciela Iturbide, Edgar Rolando Martínez y Fernando Montiel Klint, cuyas imágenes han renovado, en el contexto mexicano, la idea del fotógrafo como productor de una obra que presenta abiertamente su imaginario personal.

Lugar

De lo ominoso a lo paródico, pasando por la ilusión y sus alegorías, las imágenes de Yolanda Andrade, Dante Busquets, Livia Corona, Gabriel Figueroa Flores, Pedro Meyer, Gerardo Montiel Klint, Rubén Ortiz Torres y Gerardo Suter, asumen una relación crítica con el entorno; un distanciamiento que les permite replantear las certidumbres de lo visible, representando así el espacio y la arquitectura como recintos de la memoria, sus metáforas e ironías, a través de fotografías directas o escenificadas. La relación entre la imagen, su soporte físico y su relación con el sitio donde se presenta es, asimismo, una de las claves que caracteriza estas obras, cuyos autores, en algunos casos, enfatizan las posibilidades abiertas en los últimos años por la tecnología digital para desarrollar su propuesta.