En esta muestra, el artista pretende modificar el espacio arquitectónico de La Panera a través del dibujo y del vídeo. Su obra a menudo se ha concebido a partir de la utilización de materiales efímeros, como la cinta adhesiva, los vinilos, las pegatinas, las fotocopias, los carteles publicitarios o el propio mobiliario urbano. Para «A la derriba», Juan López plantea una intervención a partir de la cual los muros del espacio expositivo se resquebrajan para dar paso al espacio urbano que rodea el centro. Igualmente, el mobiliario urbano también deviene atrezzo para habitar de manera efímera el espacio, y así, la Panera es engullida por la ciudad.

Tal y como ya ha planteado en exposiciones anteriores, Juan López utiliza los espacios arquitectónicos como soporte para sus intervenciones. En este caso, el artista trata de reconocer el centro a través del espacio urbano que ... lo rodea. Así, integrando todo lo que configura y define los alrededores de La Panera, Juan López ha ideado un tránsito, un noespacio donde el espectador podrá repensar los edificios y los lugares que habitamos, y con los que interactuemos a diario. Por tanto, a partir de una reflexión constante sobre la ciudad y los espacios que la definen, Juan López insta al espectador a cuestionar la continuidad entre el espacio exterior y el territorio artístico.

TEXTO DEL ARTISTA

La idea del proyecto es continuar con las intervenciones murales que vengo desarrollando en los últimos años, en las que se intenta modificar la arquitectura por medio del dibujo.

La incorporación del vídeo en este trabajo permitirá animar los dibujos estáticos de cinta aislante y vinilo, como un collage gigante de imagen en movimiento y dibujo a línea. Con el proyecto se pretende modificar la arquitectura como forma de proponer nuevas posibilidades de hacer las cosas a partir de lo que ya está establecido, pero de una manera simulada, asumiendo cierta dificultad o imposibilidad de cambiarlas. También intento ver las cosas desde otro punto de vista, o modificarlo como forma de posicionarme ante el día a día. Para ello me sirvo del espacio, como si fuera un papel en blanco en el que abocetar ideas con cierta poética de lo cotidiano. La manera de proyectar las intervenciones es planteando una base o cuerpo del mural que luego se va completando según necesidades compositivas o técnicas durante el montaje. El montaje cobra gran importancia en el proyecto, tomándolo como un momento en el que habitar un espacio y utilizarlo a modo de taller o estudio, por lo que muchas de las cosas que ocurren alrededor durante ese proceso son susceptibles de incorporarse al trabajo final. En este caso, propongo la idea de abrir el espacio al exterior por medio de la simulación de la rotura de los muros de la sala con dibujo y vídeo. Se «abrirán» unos huecos en las paredes del espacio, dejando entrar ciertos elementos urbanos que aterrizarán en la sala: vallas publicitarias, tipografía urbana, maquinaria, mobiliario, etc. El fondo de esos huecos serán grabaciones en vídeo de exteriores reales proyectados y encajados en el dibujo de la rotura. La idea es grabar los exteriores del otro lado de cada pared del edificio de la Panera, abriendo así el espacio a la ciudad. Los murales desembocarán por los laterales en una «palabra escultura» a modo de mensaje publicitario. Irá montada sobre una de las paredes y algunas de las columnas. Esta parte del trabajo solo será legible desde un punto de la sala, descomponiéndose y haciéndose ilegible en el momento en el que el espectador se mueva por el espacio. La palabra se podrá leer en el momento de entrar en la sala, y luego se irá descomponiendo, como un trampantojo.

Juan López