-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

La galería Siboney de Santander, presenta la primera exposición individual de la artista TERESA MORO (Madrid, 1970), con la que viene trabajando desde hace tres temporadas y quien ha participado en distintos proyectos colectivos de la galería, destacando la exposición celebrada el pasado 2009 'De Arquitectura. Las casa de la vida', que comisariada por Lidia Gil, sirvió de presentación en Santander, para varios artistas.

La muestra que se inaugurará, bajo el enunciado de 'Atracciones', se organiza a partir de obra reciente de la artista, realizada para esta muestra. Según palabras de la artista, este un título, alude explícitamente a la las últimas series de pinturas en las que trabaja indistintamente en atracciones de feria, y ... en espacios expositivos de recintos feriales de arte contemporáneo.

'Alude a mi afición, obsesión, por las cosas ordinarias y poco visibles, las que pasan desapercibidas, aquellas que la gente ignora o desecha. Nunca sé muy bien cómo va resultar la imagen al final, me dejo llevar, con cierto control, pero abriéndome a la sorpresa, lo que me permite disfrutar de verdad en el estudio a diario. No todo vale, realizo búsquedas selectivas, como una coleccionista compulsiva, fotografío cientos de escenarios para luego elegir cada imagen cuidadosamente'.

Siempre ha pintado elementos, tanto domésticos como urbanos, que envueltos en una misteriosa e inquietante atmósfera, trascienden su utilidad benefactora para convertirse en objetos amenazadores que parecen tentarnos a un mayor acercamiento de imprevisibles consecuencias. Aunque tal vez sólo se trate de una suposición. Al fin y al cabo la pintura de Teresa busca y ejercita precisamente eso, la sutil indefinición a la que llamamos 'enigma'.

Después de un periodo trabajando con gouache sobre papel, Teresa Moro presenta algunos acrílicos sobre lienzo. El proceso de creación de los papeles, en aparariencia es rápido. Sin embargo en las telas, el trabajo es más elaborado, capas y veladuras matizan contrastes y funden fondo y objetos, todo es suave y vibrante, contrastando con la factura más realista de los papeles.

Teresa Moro, que alcanzó grados de notoriedad, ya a mediados de los 90, con una pintura extremadamente silenciosa y ligera en cuanto a su materialidad, dejando ver sus claros orígenes o, más bien, su desarrollo paralelo al de sus dibujos en papel. Licenciada por la Universidad Complutensede Madrid. En 1994 se traslada a Londres para estudiar en el Chelsea College of Art and Design. Su obra se encuentra presente en colecciones importantes, como la Fundación Coca-cola, el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC), el MEIAC, el MACUF, la Rothchild Foundation o el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York.

Decía Lidia Gil en el texto de presentación de la muestra aludida, en referencia a la obra de Teresa Moro: En sus lienzos amontona muebles y objetos ya inservibles de la casa, abandonados, en espera de alguien que los reutilice antes de que llegue el camión de la basura. Algunos parecen estar danzando, fantasmales, haciendo pasos de una decadente coreografía. Otros están haciendo el amor, quizás el último contacto antes de ser separados o descuartizados. Muebles callejeros y calles amuebladas. Muebles que reciben por huérfanos el nombre de la calle que los acoge, generando un incompleto y desordenado hogar. El espacio neutro y vacío en el que flotan delicadamente hace que las escenas parezcan destartalados retratos de grupo, lo más cercano quizás al ser humano que se ha representado en esta colectiva, pues tienen la huella del usuario, lucen cierta antropometría.