La exposición que lleva por título este verso del poeta Hugo Mújica, presenta un conjunto de obras de diferentes disciplinas donde una de las preocupaciones reiterativas del trabajo del artista, se toma como eje esencial: la siempre conflictiva relación entre lo individual y lo colectivo, aquello que como sujetos deseamos o sentimos y la pertenencia a un grupo o colectivo que ahonda y muestra los límites de lo identitario.

Bajo este título se presentan varios trabajos consistentes en una serie de fotografías que conforman imágenes de barcos a los que se les ha añadido palabras como si fuera parte de sus útiles; un trabajo sobre el muro de la galería con varios elementos alrededor de un tepostero o icono institucional; la proyección de un vídeo y de varias obras escultóricas.

hasta vaciarse de ... tanto aquí, nos habla del arraigo como cuestión latente, como si resultara imposible tomar una relación con el lugar. Cada vez esta cuestión vuelve a aparecer en la obra, mostrándonos que en ese ver, que es la obra, se produce continuamente también un perder. Perderse viendo va reñido con cualquier posibilidad de identidad, como si nos arrojáramos al espacio de los muertos que diría Bataille. Y cuanto más obra la obra es cuando este sentimiento empuja hacia lo abierto. La identidad sólo se explica por el miedo a lo abierto; nos llenamos de relaciones que en ocasiones nos resultan imposibles, tejemos imaginando un orden del mundo donde siempre tenemos un lugar preferente y, sin embargo, nada parece colmar una sed de pertenencia imposible: a un cuerpo, a un lugar, a un colectivo, a una familia, a una patria, a una...