Partiendo de la premisa fundamental de que un acto de creación, más allá de su imperativo comunicacional y ético, podría ser visto en el contexto de esta sociedad tardocapitalista como un acto de generosidad, se establece aquí un puente metafórico con el acto de coleccionar, principalmente cuando este se ancla en un impulso privado con vocación pública.

 Esta generosidad implica, por parte del coleccionista, la comprensión de la obra de arte en cuanto estructura culturalmente relevante en la medida en que posibilita la creación de discursos abiertos a la lectura de terceros. Así, estas obras, independientemente de su valía económica, ganan densidad histórica, social y estética.

Partiendo de un núcleo de obras del modernismo clásico (Morris Louis, Ad Reinhardt, Robert Motherwell, Manuel Rivera, Pablo Palazuelo...), la muestra se desdobla en dos momentos cronológicamente consecutivos que, no obstante, dialogan constantemente entre sí: por un lado, ... las neovanguardias y los dispositivos de cuestionamiento de las prácticas tradicionales característicos del arte de los años sesenta y setenta (Joseph Kosuth, Ed Rusha, Gordon Matta-Clark, Equipo Crónica?), y por otro, las prácticas contemporáneas, en particular aquellas que revisitan críticamente la modernidad.