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La andadura de laNEW en el mundo del arte se inaugura con una propuesta fotográfica cargo de la andaluza Camino Laguillo y el catalán Miquel LLonch. Cada uno de ellos retrata la realidad de su ciudad natal, Sevilla y Terrassa (Barcelona), y a pesar de residir una en el ... Sur y el otro en el Norte, tienen una visión muy parecida de cómo captar su entorno y plasmarlo en imágenes que nos trasladan a la noche de sus lugares de residencia. Un viaje por el universo de estos dos artistas, de dos ciudades tan distantes y tan parecidas en la obra de estos fotógrafos.

Camino Laguillo

Quien acepta los placeres del día a día como única lírica vital, ignora la sensibilidad que reside en el dolor y en la mediocridad humana. Para hablar con propiedad del asunto, uno tendría que pasear por la ciudad como el flaneur de Baudelaire, el cual sabe ver en ésta lo que otros no ven. No obstante, es preciso abandonarse en cierta medida a la nueva percepción, aquella que renuncia al mero reconocimiento de las cosas, a los cánones tradicionales de la belleza y prefiere que las cosas ante todo vibren, esto es, se muevan entre la mirada y el afecto, entre lo real y lo posible, lo aceptado y lo monstruoso. A esa cualidad la llama Breton 'Belleza Convulsiva' y afirma que en el futuro, la belleza tendrá ese valor o será sencillamente nada.

La obra de Camino Laguillo nace de la observación de la actividad diaria. Una auténtica flaneur que toma la fotografía cuando aquello que es común y ordinario comienza a temblar, captando la fuerza de un momento cuya regularidad lo ha convertido en insustancial o apático.

INWARD (2011)

Explora hábilmente la franqueza y sinceridad de los rostros que transitan en automóvil. Situándose en la parada de un semáforo y en la oscuridad de la noche, Camino acciona el disparador, las facciones de los protagonistas quedan bañadas por la penumbra y una vaga luz amarillenta, la fuerza dramática del retrato reside en la incipiente tenebrosidad. Del espacio lóbrego emana un carácter fantasmagórico en cada sujeto, una suerte de espectro que no es fácil captar. En una atmósfera de silencio cada individuo asume su cotidianidad despreocupándose del mundo exterior, ajeno al ojo fotográfico que roba y congela la intimidad del otro. Sin ser consciente de ello, el espectador se hace cómplice y conjetura sobre una vida que desconoce.

Miquel Llonch

IN THE FIELDS OF GOLD

'Prácticamente siempre he vivido en la misma ciudad: mi ciudad natal. De hecho, muchos de mis familiares y amigos han hecho como yo, siguiente la tendencia mediterránea, a nacer, vivir y morir en el mismo lugar, intentando mantener la tribu unida de una manera casi inconsciente.

Hace tiempo que fotografío el entorno de mi ciudad. Siempre he sentido un especial afecto por estos espacios tan frágiles que viven amenazados por la euforia constructora y el crecimiento urbano. Son la frontera de muchos ámbitos: ciudad y naturaleza, luz y oscuridad, ruido y silencio. Con el tiempo estos espacios se han convertido para mi, en pequeños refugios de serenidad. Al caer la noche, cuando la oscuridad se extiende sobre esos campos, todo se transforma: lo real en irreal, lo vulgar en esencial, lo evidente en misterioso. Es como si cada lugar se resguardara en su propia intimidad y se dejara acariciar únicamente por esa suave luz de la ciudad. Y es en esa penumbra donde los sentidos se agudizan y dan paso a un mundo de imaginación y emoción.'