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Luis Granda nació en Madrid; cursó estudios de arquitectura graduándose en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM. Sus obras pictóricas datan de hace más de 25 años y ha sabido abordar técnicas tan diversas como el óleo, litografía, grabado, acuarela, dibujo y todas las técnicas mixtas. Una de las características que distingue a la obra, ha sido la manera libre con que aborda el color así como la temática y composición. Lo anterior relacionado en su mayoría con la emocionalidad exposición del hombre y su entorno entendiendo esto como el principio de sus raíces, cultura y emociones. Sus obras se encuentran en importantes colecciones públicas y privadas y se han exhibido en galerías y museos de la republica mexicana, así como en el extranjero siendo los lugares más importantes: Estados ... Unidos de Norteamérica, Puerto Rico, Venezuela, países europeos e Israel.

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La constante redefinición formal de la obra plástica de Luis Granda ha obedecido a su necesidad de ahondar cada vez más en su temática, la cual se podría definir como la inmanencia de los mitos primordiales a los rituales contemporáneos. En este conjunto de pinturas, Granda ha dado un giro a su característico tratamiento primitivo de la figura humana en interacción dinámica con un entorno poblado de animales, plantas, idolillos, símbolos y signos, que podrían considerarse como ramificaciones de su ser, para trasponerlo a una indeterminada urbe actual y mostrar que el ser humano, a pesar de sus sofisticados atavíos y su consecuente auto indulgencia, requiere aún del rito para autoafirmarse, mayormente hoy ante el amago globalizador de su identidad individual.

Luis Granda nació en Madrid, España. Llegó a México en 1954. Estudió arquitectura en la UNAM, profesión que ejerció al mismo tiempo que el de la pintura. Pertenece a una generación posterior a la de los pintores españoles tras terrados a México (como Climent, Souto, Rodríguez Luna, Bartolí, Peláez, Peyrí, Gandía y Rojo), pero como cada uno de ellos, ha desarrollado un lenguaje y una temática estrictamente personales también posteriores al surgimiento de la denominada Ruptura. Su independencia le ha permitió iniciar una trayectoria ajena a toda tendencia durante más de tres décadas. El eje temático de su obra ha sido lo esencial humano manifiesto en los modos de satisfacer sus necesidades primordiales regido por los instintos y a merced de las fuerzas naturales, considerando al devenir civilizatorio como un creciente sucesión de restricciones de su libertad. De allí que, para Granda, el mito y sus rituales sean la realidad misma y no alegorías, así como también el lenguaje del pintor primitivo es el único capaz de expresar sus motivaciones más profundas. Esto, confrontado con la actual hiperintelectualización del arte, significa la afirmación de un lirismo pictórico que deviene autorrealizatorio al entablar con el espectador una comunicación afectiva.

      *Fragmento tomado del texto de Luis Carlos Emerich:

'Luis Granda, Entre Líneas'