En la exposición 'Las flores de campo no quieren tiesto' se muestra una obra sin prejuicios, expresiva, vital, sugerente y optimista donde el color, los trazos y las manchas se alían, se superponen y se mezclan dando como resultado una pintura que como dice Subirats 'es casi comestible' y que va directamente dirigida a seducir nuestros sentidos. En los cuadros también encontramos imágenes de la naturaleza proyectadas directamente sobre la tela (árboles, flores y plantas) que son fotografías realizadas por el mismo artista, a menudo trabajadas con el ordenador y que nos remiten a trabajos anteriores. Estas imágenes junto con elementos gráficos y pre-diseñados inspirados en el entorno más cotidiano, geometría, publicidad, diseño, arte urbano... parecen ordenar todo este caos de técnicas y estilos diferentes donde finalmente cada elemento logra encontrar su lugar y su sentido dentro del conjunto.