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'Las sociedades autoritarias son como el patinaje sobre hielo: intrincadas, de una precisión mecánica y, sobre todo, precarias. Dentro de la frágil corteza de la civili­zación se agita el caos... y existen lugares donde el hielo es delgado a traición'. V

La nueva escultura de Eugenio Merino (Madrid, 1975) convierte al héroe vengador del cé­lebre cómic de Alan Moore en un fetiche, una lujosa máscara de verdugo cuya sonrisa no deja de ser una mueca tanto irónica como siniestra. Este cambio de significado se solapa con la función misma de la máscara, dibuja una cara estilizada para ocultar el rostro. En todo caso, una máscara sirve para mantener el anonimato, pero al estar formada por Swarovski funciona de manera opuesta, es decir, determina un estatus y un reconocimiento social concreto. Es una herramienta que, ... aunque su principal objetivo es el de ocultar un rostro, finalmente termina atrapando la atención del espectador que inevitablemente se pregunta quién está detrás. Escribe el artista: 'esta es la máscara de aquellos que nos exprimen y nos explotan a través de nuestra confianza. La máscara de lobbies y religiones, de medios de comunicación, del poder económico. La máscara de nuestros antagonistas, igual que la nuestra pero convertida en joya y lujo, símbolo del declive de nuestra so­ciedad'. La escultura 'V de verdugo' se sitúa entonces como un enigma arduo de desentra­ñar, un límite precario e inestable, donde no queda claro quién es quién, ocultado bajo una máscara de piedras preciosas.