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Bajo determinadas condiciones de luz, los objetos cambian de aspecto. Un foco rojo, una habitación oscura, y todo se vuelve del revés. Bajo específicas irradiaciones lumínicas, los cuerpos se transforman. Día y noche. Luz de día y luz de noche.

Los artistas presentes en esta exposición parten de la oscuridad como telón de fondo. De esta profundidad surgen imágenes misteriosas; rostros, siluetas, atmósferas, sonidos, y ... también animales. Una sensación de quietud infunde poco a poco al espectador. Situadas entre la acción, la no-acción y el estatismo, las escenas han sido en parte predeterminadas, o literalmente organizadas para que algo suceda. Un guión básico estructura la imagen en movimiento. La cohesión de la imagen se produce por efecto del tiempo fílmico. La duración va dando consistencia a la imagen, aflorando una doblez escondida en lo más cercano, que cuando es mirado con detenimiento muestra una extrañeza que ya estaba ahí, al otro lado de lo real. Esta duración es aquí la condición básica para la exploración de la realidad y sus márgenes inadvertidos. La narración es fruto de la duración, como un efecto de cámara lenta pero en tiempo real. La desaceleración se encuentra en la mente del espectador; un concentrado fragmento de espacio-tiempo es recorrido. La abstracción de ‘lo informe’ se asoma ligeramente, creando contornos, sugiriendo un hilo narrativo poco explícito. Las subjetividades van metamorfoseándose, a medias entre la performance diferida y el fenómeno planificado. Cuando el espacio desaparece por efecto de la nocturnidad, las pantallas parecen agujeros negros desde donde un tenue punto de luz emerge. Un ambiguo sentido del espacio-tiempo funciona aquí como el prerrequisito para una serie de exploraciones estructuralistas con el lenguaje y el sonido. Un efecto de realismo forzado. Una poesía-rock es unida a cierto sentido de lo sub-cultural, y lo que obtenemos es un conjunto de subjetividades en continuo movimiento. Oscilaciones en la luz y fluctuaciones en la voz. Un escenario recreado, unas personas, objetos y animales que se mueven como elementos dentro de una composición, cada cual con su hoja de instrucciones.

Iñaki Garmendia, Jon Mikel Euba y Anri Sala abordan cada uno a su manera las reglas de juego de las convenciones videográficas y cinematográficas, reactivando el significado de la performance contemporánea. Un aire de misterio rodea al conjunto. El lenguaje visual y sonoro es intervenido. La mirada se intensifica, enfoca un punto ciego y regresa al umbral del pensamiento y la memoria.