La Galería Leandro Navarro tiene el placer de presentar la exposición 12 amaneceres de Juan Carlos Savater. La muestra permanecerá abierta al público hasta el 6 de marzo y está compuesta por 12 óleos sobre madera, pintados ex profeso para el espacio expositivo durante 2018 y 2019. Se trata de la tercera ocasión en la que la galería acoge una muestra individual del artista, habiendo presentado los anteriores proyectos en 2011 y 2015.
Tal y como señala Juan Manuel Bonet en el texto introductorio del catálogo digital, el interés de Savater por la sierra madrileña y por el mundo mágico están presentes desde largo tiempo atrás. Ambos objetos de estudio configuran el grupo de imágenes de la exposición. La pasión por el paisaje y su contemplación queda inscrita en el detalle preciso de cada elemento natural, voluntad que, sin embargo, no olvida darle espacio a la imaginación. El resultado es una...serie de escenas que habitan entre lo real y lo imaginado.
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La primera sala ofrece dos pinturas enfrentadas, Eremita y Aurora, las cuales dialogan de manera muy orgánica. En ambos casos, el protagonismo queda democráticamente compartido entre el paisaje, el ser humano o el animal, al fusionarse las figuras con el fondo.
La siguiente sala presenta una única pintura, Talismán, una nueva versión de Mapa de la pequeña tierra. Savater retoma esta composición original del globo terráqueo donde, a golpe de vista, es posible contemplar la totalidad del mundo. En el centro de la tierra, yace el esqueleto de un perro.
A continuación, dos obras de pequeño formato que responden al mismo nombre – Desierto – flanquean otras dos obras de mayor tamaño – Manantial y Puente. Las figuras desaparecen en el primer caso, hecho excepcional, para centrar la atención en la casita protegida por la roca, la cual debe considerarse como una versión de la ermita de Santa Justa y Rufina en Cantabria. Por otro lado, resulta singular el soporte de Puente el cual ofrece la imagen de Jesús y los apóstoles.
La última sala alberga Canto, la serie Atalaya y Las puertas del Edén. Según Juan Calaza al respecto de Atalaya , “para esta serie tuvo Savater la fortuna de contar con dos modelos de excepción – niñas gemelas, alumnas del artista y bailarinas por vocación – que el pintor entrelaza en dificilísimos combates apasionadamente evocadores – más espirituales que físicos – auténtico reto técnico para un pintor sin que por ello las protagonistas principales (…) de las tablas para las que posan pues en todas domina la pura e indisociable unidad en la que no se jerarquizan los elementos constitutivos de la composición integral”.
El amanecer como mantra, como elemento omnipresente, resulta significativo. Con los primeros rayos del sol, comienza el día y se pone fin a la oscuridad de la noche. El amanecer marca el inicio, es un volver a empezar, una nueva oportunidad de contemplar el mundo, de volver a pensarlo, de re-vivir; una suerte de renacimiento o de reencarnación.
Entrada actualizada el el 14 ene de 2020
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