Descripción de la Exposición Las primeras lluvias de septiembre, tras de tantas violencias y rigideces, son como las primeras lágrimas de la tierra liberada, como si por unos días la ternura se mezclase a estas comarcas. Por la misma época, los algarrobos ponen un olor de amor sobre to-da Argelia. De noche, o después de la lluvia, la tierra entera, mojado el vientre por un semen con perfume de almendra amarga, reposa de haberse dado todo el verano al sol. Y he aquí que de nuevo este olor consagra las bodas del hombre con la tierra, y hace surgir en nosotros el único amor verdaderamente viril de este mundo: perecedero y generoso', 'Bodas', Albert Camus, Sur, Buenos Aires 1957, pag 47. Así la nueva cosecha de Albano. He contemplado esta pintura y, ahora, he pensado en la obra de Camus: 'Bodas', 'El revés y el derecho', 'El primer hombre', su poesía. El intento de esconder un lirismo, salvaje y reluciente, entre evocaciones, personajes, ampos, todo presidido por una apabullante lucidez, que rezuma entidad y pensamiento. La Kabila, la campiña del Sahel, El Atlas, el desierto, el resplandor del talento... ¡África, un sueño!. El pintor, sueña con futuro para África; con desiertos verdes, mares de esperanzas, arenas naranja lima oliendo a jazmín, dunas sensuales que se hacen y deshacen como cuerpo que despierta; atardeceres jalde, anaranjados, donde se derrama el azafrán sobre altares de esmeraldas y grita la sangre del paisaje lejano. Hay en Albert Camus: compromiso, claridad, belleza, dimensión, decisión, actitud conformada por una intensa y precoz madurez. Elementos que se encuentran en la vida y la obra de Albano, a pesar de su juventud, desde tiempos y situaciones distintas. Convergen en estos iconos plásticos: sentimiento ecologista, hambre de libertad, desnudez y ambición creativa; dulzura libertaria y osadía dichosa, capaces de pintar un mundo enteramente verde y definido, en llamas de sol maduro y obcecado, inocente y fecundador. Con fluidez dibuja entornos de seducción, de ambrosía austera, que consagran la limpidez de la grandeza. Pinceladas nerviosas que se unen en una sinfonía. Ut Pictura Poesis, Horacio, A.P. 361; así como la pintura interesa por su dimensión, igual sucede con la poesía. Mas, no es lo mismo poesía que pintura, aunque esta pueda evidenciarla. La poesía se hace con palabras, la pintura con colores y formas. No embargante, hay en estos paisajes reales y ensoñados, voces del silencio, vibración, aleteos de pensamiento y de belleza que conducen a la poesía. ¡Huele a limpio, a fresco...! Estos esponsales de la naturaleza y el arte están presididos por una impronta camusiana. Oxímoron polisémico: son, a la vez, paisajes y abstracciones, están deshabitados y humanizados, crepita lo vegetal y florece el fuego, arden la soledad y la vida, con un despojamiento imponente que no es ajeno a la identidad descomunal de los desiertos. Se produce en estas tablas, pintadas al óleo, una renovación de la pintura, una palingenesia que revitaliza el viejo oficio de pintor, sin menospreciar la herencia, sin renunciar a la base cultural de occidente y colocando bayas melosas y vistosas en otras tradiciones culturales. Músicas profundas que invitan a la sencillez y a la esperanza. En el sabor de la estela camusiana, el arte es 'una rebelión contra el mundo', pero, al tiempo, 'la meta del arte, no es legislar ni reinar, sino que es ante todo, comprender'. Objeto príncipe, no sólo de esta entrega, sino de la actitud de Albano: 'comprender' aprendiendo, ayudar y ayudarse a comprender, sin dejar de sentir y de soñar. Epinicio esta pintura que amanece. Serena. Inquietante. Luminosa. Adolescente. Con el ímpetu de la inocencia, con su decencia; con la fuerza de una madurez sorprendente, que se agradece en este tiempo incierto en el que estamos negando el presente, que es la mejor forma de malrotar un futuro, no sólo para África, sino para el hombre. En la parte final de esa gran oda, como llama Jean Daniel a 'Bodas', edición de Sur, traducción de Aurora Bernárdez, escribe Albert Camus, pag 95: '...En esas playas de Orán cada mañana del verano parece ser la primera del mundo. Cada crepúsculo parece ser el último, agonía solemne anunciada al ponerse el sol por una última luz que intensifica todos los tintes. El mar es ultramar, el camino color sangre coagulada, la playa amarilla. Todo desaparece con el sol verde; una hora más tarde las dunas chorrean luna. Llegan entonces noches sin medida bajo una lluvia de estrellas. Las tormentas las cruzan a veces, y los relámpagos corren a lo largo de las dunas, empalidecen el cielo, ponen en la arena y en los ojos resplandores anaranjados'.
Exposición. 21 may de 2025 - 22 sep de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 30 oct de 2025 - 11 jun de 2026 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España