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En el año 1987, en México no existían muchos espacios donde estudiar, donde exhibir, ni donde contemplar exposiciones de fotografía. Por aquellos años se gestaba un movimiento, para mi 'underground', hoy llamado 'emergente', de fotógrafos que en su propuesta visual entendían la imagen digamos, de forma distinta a nuestros maestros y referentes. En la mayoría de los casos, estos habían sido alumnos directos de Don Manuel Álvarez Bravo y sus contemporáneos. ... Aunque a su vez, estos alumnos mantuviesen los preceptos de sus antecesores, llámense inmediatos y referenciales, ellos les otorgaron otra dimensión, ya no sólo al binomio composición-iluminación, sino al ¿Que quieres plasmar?. Es decir la foto intencionada y justificada. Con nombres como: Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Mariana Yampolski, Katy Horna etc. Luego, Pablo Ortiz Monasterio, Lourdes Grobet, Adolfo Patiño, Francisco Mata Rosas, Eniac Martínez o Saúl Serrano entre otros.

Durante la estancia en México de Edward Weston y Tina Modotti entre otros intelectuales, la fotografía comenzó a percibirse como un lenguaje inherente al ser humano, comprendiendo las ramificaciones y diferencias que aportan las diversas miradas dentro de la totalidad que es el arte fotográfico: El documento del periodismo, la foto de calle, la foto de estudio, la foto preparada, la foto construida, el collage, etc.

Con esta base surge la generación de fotógrafos nacidos en los 60 y 70. que se formó a finales de los 80 y 90 en México. Esta, entiendo que fue la 'generación olvidada', la de la ruptura con los preceptos anteriores y la de la curiosidad por el experimento, un poco más fuera del preciosismo y más cerca de la abyección, se apartó un poco más del indigenismo y surgieron los espacios alternativos, como escaparates del arte emergente. Espacios como La Quiñonera 1, La Agencia 2, El Ghetto 3, Salón Des Aztecs 4, Casa del Lago etc. La toma de espacios abandonados como El Balmori 5, Watteau 6, Rule 7, entre otros, eran evidencias de que la gente buscaba zonas comunes de discusión y observación de otros lenguajes; por un lado la tarea de descubrir nuevos talentos visuales, intentando dar una oportunidad y relevancia al joven quehacer fotográfico desde la mano de los promotores independientes, galeristas, comisarios y fotógrafos consagrados inmersos en la docencia, en la edición u organizando eventos para apoyar la moción en galerías. Algunas galerías apostaban por la fotografía, organizando colectivas mezclando sobe todo fotógrafos ya hechos con jóvenes. A estos nombres les siguieron otros, ya con la cuerda tirada y desdoblándose poco a poco con imágenes en blanco y negro, pero en sus inicios reinventando el tentáculo católico y documental; absortos con el tratamiento Witkiniano8 y la búsqueda de escenografías intervenidas y fuera del ciclorama, hasta encontrar la comunión con el color. Así con exploraciones plásticas de la anatomía humana y sus vertientes dibujadas en el erotismo, se fueron dando utensilios que van liberando la estética dando paso a la experimentación de la imagen. Pero realmente esta generación entiendo que fue la que puso un grano de arena grande para la consecución de lo venidero, con nombres como Juan Bernardo Kuhne, Alfredo De Stefano Gabriela González Reyes, Oscar Necoechea, Karina Morales, Rubén Ortiz, Maya Goded, Tatiana Parcero, Enrique Cantú, Eric Jervaise, Lorena Campbell, Mariana Dellekamp, Enrique Cava, Adriana Calatayud, Verónica Macías, Luís Aguilar, Rury Fischelt y René Escalante entre otros.

Con este proyecto se intentan resumir las visiones de un país que no termina de entenderse entre si, pero en el que confluyen de una manera extraordinaria capacidades de mirar y de comprenderse, independientemente de la generación que sea; al final la educación visual ya sea académica o autodidacta nos lleva por caminos extremadamente parecidos, After Álvarez Bravo provoca, por un lado, un recordatorio esencial en la historia de la fotografía mexicana, y por el otro nos insinúa que el mundo cambia y por lo tanto nuestra manera de ver las cosas que nos rodean. También nos recuerda que todo es cíclico, acaso en el año 2050 no volveremos a mirar como lo hacían los grandes maestros de principios del siglo XX? O es que la modernidad te exime de valorar aquello que te rodea desde una perspectiva crítica? Lo Escenográfico, México y sus 'teatros', podría sugerirse, de su 'engañosa realidad', ilusoria sólo por proponer una vida mágica, llena de sueños y pesadillas, el escenario-set, se enaltece con la cámara indiscreta de una sociedad multi-generacional, que no le da miedo mirar su realidad; ni a otra visión. La ajena, la que descuida sus raíces pero no niega su procedencia, todos los fotógrafos que participan en esta muestra son claros ejemplos de la diversidad de lenguajes que ha propiciado la milenaria existencia de este país, recuento hoy de múltiples culturas, pluralidad que se sostiene con la sobre-avidez de propuestas artísticas, no es gratuito que muchos de los participantes en esta muestra expongan su obra por todo el mundo.

Cuando se habla de generaciones todo individuo intenta pregonar que la suya no tiene nada que envidiar a las demás, y no sólo eso, sino que es mejor en los aspectos culturales más cercanos, los mejores músicos, los mejores discos, los mejores libros y las mejores películas se dieron cita por gracia divina en la generación que el portador de dicha suerte sostenga con el peso de los años, de ahí la premisa y mejor salida para no evidenciar la ignorancia 'ESTAS CHAVO'. Esa frase sostiene que la generación anterior es mejor y más completa que la nueva. La generación en el punto de mira aún no ha ofrecido lo que la anterior, y quizás ni la ofrecerá. Es así realmente?

Sinceramente creo que vamos perdiendo el interés por conocer y seguir investigando lo que se hace 'AHORITA', es decir en el instante vivido y por ello se cae en un aburrimiento sin precedentes.

Me interesa recoger las vivencias de puntos específicos de la geografía nacional y permear de alguna manera en esa cotidianeidad encerrada en los territorios natales.

Creo que el estar en un mismo territorio no implica ver del mismo modo, lo único que hace que las visiones tengan diferentes lecturas es el propio contexto socio político y cultural en el que te toca vivir, y en este caso, creo que es interesante hacer este ejercicio antropológico y demostrar causalidades internas relacionadas con el concepto de lo generacional.

La manera que creí pertinente y honesta para curar un proyecto de tal envergadura sin ser precisamente curador comenzaba por escuchar opiniones de los propios participantes, entre ellos grandes maestros reconocidos del panorama fotográfico mexicano, además de otros que no han sido incluidos en la exposición pero a los que sí he pedido su ayuda, para elaborar un criterio ecuánime en cuanto a trabajos e intentar situar la labor fotográfica mexicana contemporánea por medio de una auto-curaduría basada en un dialogo con los propios artistas. Exigiéndome que hubiese nuevas generaciones y diversidad de posturas. A partir de ahí comencé a descubrir y a disfrutar otros mundos visuales que no había podido conocer ya que llevo casi 20 años de autoexilio.