El dia 2 de noviembre de 1937 nueve aviones Savoia-Marchetti S.M. 79 de la aviación fascista italiana bombardearon la ciudad de Lleida, uno de los ataques aéreos más mortíferos de la Guerra Civil Española, junto a los de Guernica, Durango o Granollers. En la ofensiva contra la población civil murieron más de doscientas cincuenta personas, incluido medio centenar de ninos que en el momento de la funesta embestida de les bombas estaban en las aulas del Liceo Escolar.
El mismo día, un grupo de periodistas que se dirigían a Barcelona desde el frente de Aragón, recibieron la notícia de que Lleida había sido bombardeada brutalmente. Entre ellos, se encontraba el fotoperiodista Agustí Centelles (Valencia, 1909 – Barcelona, 1985) –considerado hoy en día, uno dels pioneros del fotoperiodismo moderno en nuestro país–, que al llegar a la ciudad realizó un extenso reportaje gráfico sobre los efectos del bombardeo. Algunas de las imágenes...tomadas en Lleida por Centelles se difundieron internacionalmente y actualmente se han convertido no solo en un icono de la Guerra Civil Española sino también de toda la historia del siglo XX.
Con motivo del ochenta aniversario del trágico acontecimiento, el Museu d’Art Jaume Morera, con la colaboración del Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), institución que actualmente custodia el Archivo Centelles, presenta por primera vez el reportaje completo del bombardeo realizado por el fotógrafo catalán; unas setenta instantáneas que no solo revelan los métodos de trabajo del autor, sino que ponen de manifiesto que Centelles supo testimoniar como nadie el drama humano y la violencia criminal de uno de los episodios más sobrecogedores de la Guerra Civil en Cataluña. El resultado es una crónica fotográfica, en sintonía con el concepto moderno de reportaje fotográfico, que incorpora una nueva iconografía de la guerra sin precedentes: calles desoladas, edificios destripados, tareas de desescombro, hileras de cadáveres e imágenes de dolor.
Agustí Centelles
Agustí Centelles (Valencia, 1909 – Barcelona, 1985) es una de las figuras más reconocidas de la historia de la fotografía en Cataluña. Precursor del fotoperiodismo moderno en nuestro país, su trabajo como reportero gráfico durante la República y la Guerra Civil ha sido considerado como uno de los legados visuales más excepcionales de la convulsa década de los treinta, no solo por su valor histórico, sino también por su carácter avanzado, comprometido y profundamente emotivo. De hecho, algunas de sus imágenes sobre la guerra han sido a menudo comparadas con la obra de algunos de los mejores corresponsales extranjeros que cubrieron el conflicto bélico, como Robert Capa, David Seymour (Chim) o Gerda Taro, con quienes el autor compartió el interés por la proximidad al lugar de los hechos, la intuición del instante preciso y la composición del encuadre. Como reportero de guerra, Centelles realizó numerosos reportajes del frente de Aragón y la retaguardia; primero, como freelance, y posteriormente, al ser movilizado a partir de septiembre de 1937, como fotógrafo del Comisariado del Ejército del Este destinado en Lérida. Precisamente, fue en la capital del Segre donde el fotoperiodista llevó a cabo un de sus trabajos más antológicos, el reportaje sobre los efectos devastadores de uno de los ataques aéreos más mortíferos de la Guerra Civil: el bombardeo de Lleida del día 2 de noviembre de 1937.
Crónica de un reportaje
A primera hora de la tarde del día 2 de noviembre de 1937, nueve aviones Savoia-Marchetti S.M.79 de la aviación fascista italiana bombardearon la ciudad. La escuadrilla aérea dejó caer su carga mortal siguiendo el recorrido que conformaban las calles Blondel, Major, el Canyeret y rambla de Ferran. Después de girar en las compuertas del río, volvieron a bombardear el eje urbano por Cappont y los márgenes del Segre. Habiendo terminado la carga antes de finalizar el embate, los aviones ametrallaron la población civil que llenaba las calles. En todo el trayecto no había ningún objetivo militar. Las bombas afectaron directamente el Mercat de Sant Lluís, el Liceu Escolar y muchos edificios del centro histórico. En la ofensiva murieron más de doscientas cincuenta personas, incluidos medio centenar de niños que en el momento de la funesta embestida de las bombas estaban en las aulas del Liceu Escolar.
Agustí Centelles, entonces fotógrafo del Comisariado del Ejército del Este, se encontraba cerca de Lleida cuando se produjo el bombardeo. Se dirigía a Barcelona desde el frente de Aragón. Al oír el estruendo de las bombas y recibir la noticia de la brutal agresión, se trasladó inmediatamente a la ciudad para captar sus consecuencias. Al día siguiente, de madrugada, en el cementerio, expone un primer carrete ante el horrible espectáculo de los cadáveres de las víctimas y las imágenes de dolor de los familiares que habían acudido para su identificación. Posteriormente, durante el día, recorre las calles desoladas del centro urbano para testimoniar, en un segundo carrete, los edificios afectados por las bombas y las tareas de desescombro. El resultado fue uno de los mejores reportajes del fotógrafo, que, a pesar de todo, siempre recordaría con un enorme sentimiento de tristeza e indignación.
El eco internacional
La Guerra Civil fue el primer gran conflicto bélico que mereció una importante cobertura por parte de la prensa gráfica de todo el mundo. De hecho, la disputa armada atrajo un numeroso grupo de corresponsales gráficos extranjeros, a la vez que convertía en reporteros de guerra a toda una generación de fotoperiodistas barceloneses que, como Agustí Centelles, habían consolidado su trayectoria durante la Segunda República. Sus imágenes, toda una nueva iconografía de la muerte y la revolución, se difundían inmediatamente en periódicos y revistas internacionales a través de las agencias informativas, así como mediante los servicios de comunicación del Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, el primer organismo oficial de propaganda creado en la España republicana y en la Europa democrática.
El eco internacional del reportaje de Centelles sobre el bombardeo de Lérida fue enorme, aunque casi siempre las fotografías se publicaban sin citar al autor. En todo caso, estas imágenes no solo cumplían una misión informativa, sino que tenían el objetivo de presionar a los gobiernos de las democracias liberales para abandonar su política de no intervención en el conflicto y mostrar a los ojos de mundo, como lo había hecho meses atrás el Guernica de Picasso, la terrible crueldad de los ataques aéreos perpetrados por la aviación nazi y fascista contra población inocente.
Entrada actualizada el el 28 nov de 2017
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