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Entflammte Bilder reúne las últimas obras de Alberto Hernández (Salamanca, 1959) y puede visitarse en 100 kubik del 14 de enero al 19 de febrero. Esta es su tercera exposición en Colonia. La primera fue la espectacular monográfica presentada en el Museum für Angewandte Kunst en 2006 que reunió la obra de los últimos diez años.

Los cuadros de Alberto Hernández tienen unas superficies espectaculares y únicas. Su obra es un referente en ... el panorama español y al ser un precursor, ha tenido que inventar su lenguaje plástico y sus técnicas. Él mismo prepara los colores y las superficies cerámicas sobre las que pinta directamente con las llamas y el fuego. Su manera de hacer está basada en una técnica cerámica japonesa procedente del siglo XVI, el rakú, ya que tiene en común con esta el brusco enfriamiento de la obra. Sin embargo, el artista la ha adaptado a sus necesidades y la diferencia con el rakú tradicional es que él pinta en el momento de máximo calentamiento, cuando la pieza está al rojo vivo y alcanza 1000 ° C de temperatura. Entonces interrumpe la acción del calor y actúa directamente sobre la pieza para darle sus acabados personales, con toda la dificultad que esto conlleva al enfrentarse con el fuego directo. Dado que el artista trabaja en muchas ocasiones en formatos grandes sin fraccionar, el problema se multiplica y así ha tenido que inventar sus propios hornos para realizar sus obras.

Pero lo más apasionante en la obra de Alberto Hernández no es ni su técnica, ni el material con el que trabaja, sino la fuerza que emana de sus creaciones. En el proceso creativo de sus cuadros rehúye la meditación previa a la realización, porque no quiere influenciar el resultado plástico. El artista quiere ser un cauce para que la obra tenga lugar, sin manipulaciones, sin buscar un fin concreto. Rechaza cualquier huella personal y es capaz de destruir en el momento todo lo que no se ajuste a este compromiso. Hernández es un pintor que trabaja con los sentimientos puros, buscando crear en un estado de irracionalidad. Sus colores están llenos de matices y de vida y todo objeto que posea un retazo de vida le interesa y procura que esté de alguna manera presente en sus obras.

Alberto Hernández nos invita a descubrir otro tipo de pintura desde una perspectiva nueva para muchos: la riqueza expresiva que ofrece la cerámica. Los cuadros de Hernández llenan las estancias donde se encuentran y son obras abiertas en los que cada día se descubre un matiz nuevo no observado con anterioridad. En ningún momento tratan de cuestiones banales, sino que muestran facetas muy hondas del pensar y el vivir humano.