Alejandro González Gómez, Alex, es una de esas gratas sorpresas que uno encuentra escrutando papeles y desempolvando viejos periódicos. Por eso es especial esta exposición que ahora acoge el Museo Rodera Robles, porque rescata y da a conocer la obra de un artista excepcional cuya memoria quedó enterrada por el drama de la guerra civil.

Unos dibujos que adornan los programas de fiestas de 1933, 1934 y 1935, que se conservan en el Archivo Municipal de Segovia, me pusieron en la pista de este diseñador gráfico y cartelista excepcional y de talento, del que no sabía absolutamente nada. Atraído por la belleza de las ilustraciones y la vanguardia de los trazos, indagué sobre la vida del autor y descubrí su trágico final a manos de un pelotón de fusilamiento en Talavera de la Reina (Toledo) durante la guerra civil española. ... />

El compromiso político de Alex -fue uno de los fundadores del Partido Comunista de España en Segovia- determinó su vida y relegó su obra al ostracismo.

Saqueada la casa donde vivía, hoy apenas se conserva un puñado de obras originales, entre ellas el cuadro de una orquesta de músicos negros y dos dibujos a carboncillo que anticipan el conflicto bélico. Poco más. De los anuncios publicitarios sólo quedan los programas festivo-propagandísticos que ahora dan lugar a esta singular exposición.

Alex perteneció a una generación de artistas y pintores segovianos irrepetible que se dio a conocer en torno a los años 30. Me estoy refiriendo a Manuel Bernardo, Emilio Navarro, Isidoro Esteban, Ignacio Blanco Niño, Donato Lobo, Francisco de Cáceres, José de Urquiza, Lope Tablada de Diego, Isidoro Esteban, Juan Manuel Bardón y el mismísimo Esteban Vicente, hoy tan reconocido. Al igual que muchos de ellos, el joven Alejandro se forjó en el taller de cerámica que Daniel Zuloaga tenía en la antigua iglesia de San Juan de los Caballeros. Alex permaneció con los Zuloaga durante toda la década de 1920, y sus dibujos fueron boceto y soporte de cientos de piezas salidas de los hornos del viejo templo.

El nombre de Alex comenzó a sonar con fuerza en 1930 a raíz de la Exposición de Artistas Segovianos que la Universidad Popular organizó en la iglesia de San Quirce al comienzo del verano de aquel año. La crítica le fue muy favorable: “En su obra se acusa la técnica de un nuevo Romanticismo”, apuntó Alfredo Marqueríe. Lo cierto es que Alex, que fue miembro de la Sociedad de Amigos de las Bellas Artes (SABA), siempre destacó por su originalidad y por adoptar los más modernos procedimientos de técnica y colorido.

Precisamente como cartelista, el joven Alejandro recibió la influencia de su amigo y correligionario político Renau, así como de otros genios que destacaron en esta modalidad por la utilización de los recursos más avanzados de la vanguardia artística, y gozó de gran popularidad en la Segovia de la II República gracias a su trabajo en la agencia de publicidad que su hermano Alberto regentó en el número 13 de la calle Cervantes, y que llevaba el nombre de Alex. La Agencia Alex, origen del negocio de los González Maseda -descendientes de Alberto- fue puntera en el sector. Alex diseñó los reclamos de los establecimientos más conocidos de la población: Casa Cándido, los cafés Columba y Castilla, sastrería Garzón, Renault, Philips, Muebles Sessé, etcétera, y por supuesto, las ilustraciones de los programas de ferias. Célebres fueron los anuncios de Casa Santamaría, comercio especializado en lencería y prendas de mujer. Alex interpretó como nadie las piernas femeninas, largas y perfectas, muslos que se dejaban ver por encima de las rodillas.

El dibujo publicitario de Alex desmaterializa objetos, productos industriales y artículos de uso cotidiano para crear en torno a ellos una atmósfera de idealización amable y a veces de irrealidad poética, de acuerdo con las palabras que Renau empleó para definir su propia obra. Y es que la influencia del cartelista valenciano en Alex fue enorme. De estos reclamos se deduce que lo importante no es el valor de uso ni el valor de cambio de los objetos que promocionan, sino su valor de signo; es decir, el hombre de a pie se convence de que mejorará su tipo y su estampa varonil si se enfunda un traje confeccionado en sastrería Garzón; y la mujer corriente ve meridianamente claro que lucirá unas piernas esculturales si opta por calzarse unas medias de Casa Santamaría. Estas obras de diseño gráfico, caracterizadas por la atracción, la sencillez y la perfección de línea, justifican por si solas una exposición.

aunque carezcamos de los originales que salieron de la mano de Alex. La selección realizada pone de manifiesto las dotes de un artista en ciernes cuya trayectoria -como la de tantos- quedó interrumpida de forma violenta cuando aún no había cumplido los 32 años. No obstante, la muestra se completa con alguna obra de los compañeros de generación de Alex, los Bernardo, Bardón y compañía. Hay un excelente lienzo realizado hacia 1935 por Manuel Bernardo que sirvió para promocionar el incipiente turismo de aquellos años. El Acueducto se erige, majestuoso, sobre un letrero que dice: ‘Turistas, visitad Segovia’.

Yo les aconsejo que no dejen de visitar esta exposición.