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El propósito de Alta Tensión es advertir las fallas de un modelo higienista de convivencia, ... allí donde los demagogos de turnos y los políticos de ocasión hacen valer lo esquizofrénico de toda democracia estéril. Las piezas de los artistas seleccionados resultan relatos críticos robustos (a ratos algo crípticos) que verifican la capacidad del arte contemporáneo de advertir zonas conflictivas sobre las que erigir un comentario, sino mordaz, si al menos, con cierta pretensión crítica capaz de movilizar el consenso público.

Haciendo un uso de los lenguajes tradicionales dentro del hacer de la estética contemporánea, es decir desde la pintura hasta el video, estos creadores reivindican las cualidades discursivas del arte, enfatizando en su estatus de comentario crítico dentro del panorama global de los discursos actuales. Ante la pasividad e hipocresía de ciertos frentes, como el del ámbito de lo político y su irresponsabilidad social, los artistas de Alta Tensión subrayan la necesidad de la denuncia y de su pertinencia en el perímetro de los debates actuales.

Alexander Apóstol (Venezuela), presenta el vídeo El moderno salvaje, en el que se pone en evidencia los impulsos demenciales y las cursilerías de una rancia clase burguesa, capaz de permitirse los desvaríos más inverosímiles en un contexto cultural asistido por fuertes contradicciones y profundas diferencias. Rorro Berjano (España) apuesta por una pintura esquizofrénica y neobarroca en la que subraya el paradigma de cultura travestida y sus mecanismos anárquicos en la estandarización de iconos provenientes de varios registros culturales. El video 'Coexistencia' de Donna Conlon (Panamá) aborda temas de multiculturalidad, nacionalidad, transversalidad. Es una pieza que manifiesta claramente una contradicción, que es denunciada desde la ironía y el comentario crítico. La serie de retratos de Germán Gómez (España), bajo el título Igualitos que su madre, tensa la identidad del sujeto masculino buscando otros modelos de comportamientos que se anclan, al tiempo que superan el clásico complejo de Edipo. Pipo Hernández (España) con sus pinturas registra la hegemonía de la cultura americana: el miedo y no aceptación del otro. Son obras en las que se hace evidente el rendimiento de cierto imaginario de expansión y la no comprensión de lenguas que se interpretan como amenaza para según y qué medio cultural distinto de esa comunidad lingüística. Armando Mariño (Cuba) muestra obras anteriores en las que se tensan las relaciones centro-periferia y se pone al descubierto la falacia de la integración, haciendo énfasis en la verticalidad de las relaciones de poder. De César Martínez (México) se presenta una selección de fotografías pertenecientes a la serie La vuelta al mundo en trajineras. En ellas un objeto de la cultura del otro se impone desde la visualidad en los espacios de las tenidas por culturas hegemónicas. Un guiño y una parodia a ese ideal de mundo globalizado, donde no ocurre otra cosa que el mayor énfasis de las diferencias y la lectura vertical de la historia. De este modo, tal y como hace Nadín Ospina (Colombia), desacredita la hegemonía de la cultural occidental y pone en tela de juicio las lecturas eurocentristas de la historia y la cultura. De este último se exhiben pequeñas esculturas, montadas tal cual la lógica y la norma imperante de los museos antropológicos, para evidenciar la hegemonía cultural de los centros de expansión simbólica, aun cuando hablamos de la globalización y de la evasión de fronteras culturales demasiado rectas.

Una selección de trabajos de Ambra Polidori (México) pertenecientes a la serie Materia Prima se ha escogido para esta muestra. En ellos se evidencia la contradicción del discurso social en torno a la emancipación de los márgenes y la falacia del bienestar social como paradigma deseado. Todas las piezas se posicionan en esas fallas y la muestran desde la polaridad que brinda la imagen especular del arte. Elio Rodríguez (Cuba), elabora un discurso irónico con varios niveles de sutileza en los que los que se pone en evidencia la anarquía de los diálogos culturales y de las construcciones sociales y antropológicas de la categoría de género. Las pinturas de Carlos Salazar Arenas (Colombia), muestran en primera persona el delirio bélico en una era en la que el discurso político hace la cínica promesa de NO a la Guerra. Por último, el artista canario Alexis W. (España) propone un mosaico de retratos bajo el título Mi colección de vidas. En éstos el artista expande un rígido canon de belleza sin pretender con ello una negación de los modeles al uso. Sencillamente capta, a través de estas instantáneas, otros mundos posibles a los que el artista decide sellar con un rostro sumido en la tranquilidad del anonimato.