Cuando veo las obras de Ana Alcaraz, veo composiciones que irradian gran luminosidad, principalmente en los paisajes, donde, a través de la pincelada suelta nos muestra vistas urbanas con arquitecturas destacadas.

Ana es una especialista en reflejar en sus obras la luz y la alegría del Levante español. Niños bañándose, jóvenes en barco… pintura hecha a base de manchas de color, siluetas formadas a través de la luz y no por la importancia del dibujo, esa luz dorada y brillante que tan bien ha sabido mostrar en sus cuadros. De esta forma enriquece el lenguaje plástico separando los recursos propios del dibujo y aplicando únicamente los recursos propios de la pintura: es decir, el color.

Importantes son sus paisajes urbanos pero, sin duda, el tema no deja de ser una excusa para realizar un estudio ... de luz, una luz intensa que resbala por los cuerpos o las olas del mar. Este es un tema frecuente, donde podemos ver el interés que siente por mostrar el movimiento, agitando las velas de los barcos.

Este movimiento se puede ver en otro de sus temas predilectos, la hípica, donde unos fondos abocetados sirven para enmarcar un motivo fugaz, momentáneo, captado en aquel momento en el que los caballos, concentrados, se dirigen hacia la meta creando composiciones arriesgadas.

Muestra en sus paisajes pequeñas figuras, sin acercase a ellas, dando más importancia al conjunto que al individuo, ya sean en esas playas de Alicante o transitando por esos paseos madrileños que nos sugieren momentos de calma, silencio.

Su paleta, rica en verdes y en azules nos muestra una naturaleza fresca gracias a esas texturas diluidas que nos hablan del gran conocimiento de la pintora sobre la técnica, gracias a su formación en Bellas Artes.