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Un instante oculto en la vida de una persona que desconocemos se vuelve visible, público. No es un momento preparado, tampoco hay pensamiento previo que incida en un comportamiento. No hay consentimiento. El retrato es puro, ahí está. Un hombre que piensa en soledad, una chica que se va (o que vuelve), unos minutos de relajación en el día, un perro, la calle, la penumbra, la mueca.

Con distintas herramientas estos dos jóvenes artistas logran capturar instantes íntimos, situaciones, expresiones, y los retratan con gran sensibilidad para que no pasen desapercibidos. Andy Fabrykant utiliza la fotografía para atrapar la imagen en el segundo exacto que quiere. Ignacio Torres pinta, logrando llegar al gesto preciso que le da sentido a cada obra.