-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

La pintura naif tiene siempre el candor de la poesía que surge de los más profundo y puro del alma, su delicado vigor y la serenidad del equilibrio de sus colores. Es ingenuamente seductora, enamora a quien la contempla y sumerge al espectador en una sinfonía de apacibles detalles.

Uno de los más representativos artistas de la pintura naif española es un valenciano, Óscar Borrás, que hoy, día de los enamorados, irrumpe en el panorama pictórico con una explosión de dibujo y color en la Galería Estil.

Siempre me ha subyugado lo naif, por lo que tiene de auténtico, de mundo no contaminado ni corrupto, por la idealización del mundo, por su mirada a lo que debió ser el paraíso terrenal, ... que hoy tenemos destrozado.

De paraísos es la exposición que hoy nos regala Óscar Borrás. Paraísos de Denia, paraísos de Altea, paraísos del Peñon de Ifach, paraísos de Valencia, paraísos de Ibiza -muy entrañable y profunda la noche ibicenca bajo una luna serenísima paraísos mediterráneos, paraísos ecológicos... Todo un mundo idealizado en una combinación de colores que escalan cincelados de la alegoría a la apología llevando mirada y pensamiento al mundo ideal que pudimos tener y no conseguimos.

Hay en las telas de Borrás un mensaje cálido y sincero, de colores nuevos enlazando cielos y tierras, colores que son alma nítida de la realidad que debiera ser y no es, alzados por una mano maestra del dibujo.

Se advierte en el sustrato del óleo, de la pintura, que hay un gran dibujante, una experta mano que ha ido distribuyendo minuciosamente las personas, las casas, los árboles, las barcas, las fuentes, las flores... en una sinfonía emergente, vital y vitalista que llena de ánimo nuestra rutinaria realidad.

Es puro vigor el dibujo y el color de Óscar Borrás, una fuerza al fuego que eterniza, resucita, levanta y reanima, que hace mirar alto y proseguir el camino en busca de las mil Ítacas que sí existen si se las sueña y diseña.

Óscar Borrás lo logra con éxito, con maestría, finura y sensibilidad, con disciplina. No se queda aletargado, anquilosado, bloqueado o inmovilizado ante la realidad, la que vence, supera, transforma, lucha contra ella. No se amilana, ni se abate. Saca del profundo pozo de su interior las claves para interpretar la belleza, lo cual hace de forma poética y sublime. Es un oasis de paz, de estética, de expresividad, visual, rompedora, toda su obra. Pura seducción subyugante, atrayente, novedosa, silenciosa, perennemente actualizada.