En esta exposición Argüez continúa su línea de preocupación por la persona, en especial por el dolor humano, y en concreto por el dolor femenino, que según su autor puede venir ocasionado por la crítica mordaz que solemos hacer hacia nuestros semejantes, sin darnos cuenta de que nadie es quien para juzgar a nadie.

El dolor se representa a través de retratos en blanco y negro, en los que aparecen rostros ausentes de vida y destrozados desde su interior: a consecuencia del dolor se rompe la armonía interna y el desgarro alcanza el corazón y el semblante. El blanco es el protagonista de toda su obra. Los rostros parecen más bien fotografías que intentan transmitir al espectador la sensación de sufrimiento. Encontramos un fuerte lirismo en sus composiciones.

La exposición está formada mayoritariamente por grandes polípticos de retratos femeninos, en los que se juega con los formatos y las composiciones que buscan ... trasmitirnos el mensaje de la obra. Merecen destacarse los formatos tondos cónicos que potencian aún más las expresiones de los rostros.

La mayor parte de las obras está realizada en óleo y acrílico sobre tabla. También encontramos fotografías digitalizadas con acrílico.