Los proyectos de Marta de Gonzalo y Publio Pérez Prieto instauran una singular exploración de las posibilidades de incidencia política del arte. La democratización que proponen no pasa por la postulación de un arte del consenso, al servicio del mercado y del individuo consumidor, sino por la reflexión acerca de las condiciones de acceso al arte, por su modo de uso. Con este enfoque, el arte se vuelve una práctica igualitaria que, lejos de inspirar una homogenización en las formas de sensibilidad, genera una ruptura con los esquemas perceptivos dominantes. Así, los trabajos de este 'equipo' se convierten en un dispositivo de ruptura, cuyo ejercicio democratizador radica en la capacidad expansiva de propiciar un juego de extrañamiento con el propio sentido común. La ficción de una comprensión automática de la realidad cede paso a una problematización constante de la manera en que cada individuo construye su propia percepción de ... lo real. De este modo, la práctica artística se vuelve indisociable de una cierta práctica pedagógica, y lo que está en juego es el cultivo de la propia sensibilidad y la posibilidad de una experiencia estética que sea crítica con las formas de sensibilidad hegemónicas, pues, en vez de encerrar al espectador en las trincheras de su propia individualidad, lo arroja al terreno de la historia y la memoria, terreno en el que se decide la construcción social del deseo, el placer y la creatividad.

En esta ocasión, el eje central de las obras recientes que presentamos en Casa sin fin lo constituye una 'revisitación' casi punk del estado de cosas actual, tanto dentro como fuera de nuestro país; ese estado de cosas que, de manera postindefinida, llamamos La Crisis.

Baila la contrarreforma la componen 1 vídeo de 5 minutos homónimo y dos series de dibujos: una con dibujos en grafito de tamaño 50 x 35 cm (montados sin enmarcar en acetatos suspendidos de la pared) y otra en formato menor relacionada con las novelas de la escritora Belén Gopegui.

Durante el mes de julio mostraremos la primera serie de dibujos, y ya en septiembre la segunda.

Por su afinidad conceptual, se incluye también la pieza de 2009, producida por LABoral, Centro de Arte y Creación Industrial (Gijón ), No renunciamos, que desde un ejercicio de memoria plantea qué maestros, qué Misiones, qué Coro, Teatro, Música, Museo, Cine, Títeres, público y Ateneos tienen sentido ante la oportunidad constituyente de la quiebra del capitalismo global. Canciones, obras, películas e imágenes sobre la dignidad política y poética de las personas.