Desde la primera exposición individual de ERWIN OLAF en la galería Espacio Mínimo, entonces todavía en su ubicación en Murcia, a esta que hace la quinta y cuarta en su sede de Madrid, han pasado exactamente quince años. En este tiempo, además, ha participado con Espacio Mínimo en tres muestras colectivas, Art & Fashion nº 1 y las conmemorativas del XV y XX aniversarios de la galería y ha estado presente en su stand en un gran número de ferias internacionales de arte, y en cada una de estas ocasiones han procurado mostrar sus últimas producciones, presentar los nuevos trabajos que acababa de concluir.
Ya en esa primera cita de noviembre de 1999 destacaba en las series presentadas -Mature era la última- el protagonismo del color que ha caracterizado gran parte del trabajo del artista, aunque haya ido evolucionando en el tiempo de un uso brillante -Royal Blood-, casi hiriente a...veces -Paradise, Rouge-, a una utilización más sosegada, más íntima e introspectiva -Grief, Hotel, Keyhole, Berlin- que en ocasiones ha jugado a ser falsamente monocroma -Dusk, Dawn-.
Pero antes de ese primer encuentro con la galería ERWIN OLAF tenía una obra anterior realizada en el más puro blanco y negro, quizá no suficientemente conocida y eclipsada para muchos por la brillantez de sus trabajos posteriores, pero ya sólida y personal, en la que están presentes los rasgos más definitorios de su trabajo y en la que se puede rastrear el germen de muchas de sus series posteriores más características.
Son esos tempranos trabajos en blanco y negro que nunca llegaron a exponer en las citas anteriores con el artista los que han querido rescatar ahora para que, con la perspectiva que da el tiempo, y teniendo en cuenta su obra posterior, podamos valorarlos en su justa medida.
Entrada actualizada el el 11 nov de 2014
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