Camino de Seoane es un nuevo ciclo de exposiciones con el que la Fundación Luis Seoane pretende ofrecer a lo largo de los próximos tres años un marco de análisis e investigación acerca de la obra y vida de Luis Seoane en el que participarán distintos artistas, comisarios de exposiciones, escritores e historiadores, cuyo trabajo final servirá para abordar la realización del catálogo razonado de la obra del artista gallego.

Durante los casi 16 años de existencia de la Fundación Luis Seoane se han desarrollado etapas de trabajo interno y de investigación en las que han colaborado diferentes instituciones y profesionales. Valeriano Bozal, Victoria Carballo Calero, Maria Luisa Sobrino, Ramón Villares, Xosé Díaz, José Manuel López Vázquez, Rodrigo Gutierrez Viñuales, Maria Antonia Pérez, Xavier Seoane, Xosé Luis Axeitos, entre otros, han conformado un corpus de estudio e investigación que ha posibilitado afrontar las ... bases del conocimiento sobre el universo Seoane. Junto a ellos, el trabajo de documentación de la propia Fundación llevado a cabo sobre el fondo institucional y el de la acción pedagógica desarrollada a través de diferentes proyectos didácticos, han sido artífices de un escenario en el que la figura de Luis Seoane puede ser apreciada desde diferentes ópticas y enfoques por parte tanto de profesionales como del público en general.

Camino de Seoane. Fuentes y recursos. Óleos de Luis Seoane es el título del proyecto expositivo comisariado por Silvia Longueira que abre este nuevo ciclo de exposiciones, una selección de 28 óleos de los fondos de la colección institucional realizados entre 1945 y 1958 que protagonizarán el primer capítulo de Camino de Seoane. El propósito de la muestra y su acotamiento temporal responden a la idea de desgranar la realidad creativa e histórica de Luis Seoane basándose en períodos que marcaron su ritmo vital en torno al arte y el ejercicio intelectual: en este caso en concreto, ya han transcurrido algunos años de su retorno a Argentina, la Guerra Civil ha finalizado en España y la idea de regresar se esfuma a causa del establecimiento de la dictadura franquista. El desencanto se hace patente en el artista gallego quien, a pesar de todo, iniciará su labor de editor consiguiendo poner en marcha diferentes proyectos como la editorial Botella al Mar, al tiempo que su obra comenzará a consolidarse integrándose en los diferentes circuitos artísticos, especialmente a partir de 1948, y de forma más definitiva a partir de 1954, año en el que iniciará su relación con la Galería Bonino de Buenos Aires. Participará en varias ediciones de la Bienal de Sao Paulo, cerrándose este ciclo en 1958, cuando se le concede la Medalla del Senado de la Nación Argentina y la Medalla de Plata de la Exposición Universal de Bruselas.

La elección de los óleos como protagonistas de la exposición responde a que éstos constituyen la obra más meditada por parte de Seoane, aquella en la que la presencia del artista se hace más evidente y en la que éste vuelca el conocimiento y estudio técnicos obtenido a través de la práctica creativa realizada en otros soportes como los bocetos, murales o la práctica del grabado. Los óleos condensan de manera extraordinaria el conjunto de la práctica artística de Seoane, obteniendo un resultado menos complejo y más sutil y depurado, lo que facilita al espectador el contacto con su obra con respecto a otro tipo de soportes artísticos. En esta etapa, que abarca casi trece años, Seoane comienza a practicar una pintura en la que se aplanan los espacios, la composición se utiliza como vía de investigación y consolidación de su discurso creativo y la síntesis se convierte en el pilar fundamental de la práctica artística. En palabras del propio artista '... acentúo las formas para exaltar su carácter expresivo, y cuido que ellas cobren importancia por sí mismas, independientemente de cada valor, y del color (...). Se trata, como se dijo, de que con líneas y colores hagamos surgir el cuadro de un plano, pero en mi caso trato de hacerlo, repito, con la mayor pureza de medios'.

La exposición se divide en cuatro bloques:

La mujer

Para Seoane, la figura femenina lo abarca todo: constituye la identificación total con la tierra, con la mitología celta, el eje fundamental de la Galicia rural, es inspiración y objeto de experimentación artística a la vez. Los modelos femeninos de Seoane, muy presentes en sus primeros dibujos, se transformarán a partir de los años 50 a través de sus ensayos con el color y la radicalización del trazo, viajando de las formas primitivas del románico y tomando como modelo, en muchas ocasiones, la tradición narrativa gallega, hasta su conversión en figuras esquemáticas fruto de la sintetización de su pintura. Ejemplo de esto son los óleos seleccionados dentro de este bloque: la mujeres idealizadas de Figura (1945) y Desnudo en la playa (1946) se esquematizan en Desnudo (1950), donde todavía el autor conserva una cierta idea de volumen que se simplifica y hieratiza en Mujer con las manos cruzadas (1952) y radicaliza aún más en Las vecinas (1952).

La Galicia rural y las clases trabajadoras

Entre las diferentes tareas que Seoane llevó a cabo durante su vida creativa y personal, existen dos sin las que no se entendería gran parte de su obra: su preocupación por la difusión y transmisión de la creación cultural gallega del primer tercio del siglo XX, interrumpida en 1936, así como la expresión de la cultura popular en la que la vinculación entre la tierra y el mar y sus habitantes actúa asimismo desde una doble vía: la idealización de ambos medios en relación con la gente que vive y trabaja de ellos y el retrato de esos habitantes como esforzados agentes transformadores del medio natural. En este bloque de la exposición aparecen ejemplos que ilustran ambas vías: Marinero (1953), La siega (1954) o Mujer con vara de rosquillas (1958). Destacan también en este grupo dos obras mostradas al público en contadas ocasiones y que revelan el interés de Seoane por el mundo obrero: Trabajando en las vías I y II, ambas de 1948.

La guerra: la creación después de 13 Estampas de la traición.

El estallido de la guerra civil supone para Seoane una ruptura a nivel personal y artístico que marcará de forma extraordinaria su trayectoria vital y artística. La primera reacción del artista será la publicación del álbum de dibujos 13 Estampas de la traición, obra que inaugura una serie de trabajos que utilizará como vía de denuncia y de expresión ideológica, como Paradojas de la Torre de Marfil o Teorema alucinado. Los óleos de esta sección se caracterizan por estar dotados de un carácter más narrativo que ideológico, representan figuras impersonales o conceptos más que situaciones o individuos concretos: desde el acercamiento mitológico de La lucha (1946) hasta Guerrilleros (1950) o Ruinas de la guerra (1949).

Paisaje

Tras el final de la guerra civil y la instauración de la dictadura, Seoane sabe que no va a ser posible, por lo menos durante mucho tiempo, el regreso a Galicia. A principios de los años 50, Luis Seoane y su mujer, Maruja inician una serie de viajes a diferentes lugares de la geografía argentina para conocer el país donde se han establecido en compañía de su amigo el médico Antonio Baltar. El resultado de estos viajes es una colección de óleos que reflejan la impresión que deja este nuevo entorno en Seoane: Paisaje del sur (1951), Paisaje de la Precordillera argentina (1951), Chos Malal (1951)... además, en este bloque encontramos asimismo Paisaje urbano (1947) y Paisaje abstracto (1958), que muestran un fuerte contraste entre la figuración del primero y la pureza esquemática de un paisaje natural en el segundo.

Camino de Seoane. Fuentes y recursos. Óleos de Luis Seoane incluye, además, material documental diverso cuya finalidad es poner en evidencia la relación de las obras expuestas a través del conocimiento de sus orígenes: desde fotografías personales hasta bocetos de los óleos, correspondencia personal, libros, álbumes de dibujos, cuadernos de viaje...

Formando parte también de la muestra se proyectará el documental Isaac, de Xosé Abad, película de 55 minutos de duración sobre la figura del recientemente fallecido Isaac Díaz Pardo, homenaje al compañero de aventura intelectual y vital de Luis Seoane a través de cuyas palabras el espectador podrá descubrir de primera mano el relato de un momento histórico y cultural irrepetible.