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El proyecto se articula en tres niveles o lecturas, que a su vez se corresponden con una diferente distribución en el espacio del EACC. El primero se sitúa en la planta baja de la galería, donde habrá dos coros, uno de 20 niños procedentes del Conservatorio Superior de Música de la ciudad, y un segundo coro de 20 adultos. Cada formación interpretará un repertorio de 12 canciones arregladas específicamente para este proyecto por la compositora mexicana Alejandra Hernández. Ambos coros actuarán desde gradas móviles que se desplazan longitudinalmente a uno y otro lado del espacio del museo, y cantarán el mismo día ... de la inauguración de la exposición así como en algún momento, aún por determinar, de su transcurso.

Como segundo elemento de esta instalación, la estructura central del espacio expositivo se concibe como una gran crisálida en cuyo interior se despliegan toda una serie de dispositivos y elementos formales que vienen siendo habituales en las presentaciones de NILC: laberintos, jaulas, instalaciones murales de hule, cuadros y otros elementos decorativos, pantallas de vídeo, etc. Esta célula central se desparrama hacia el exterior del museo constituyendo a la vez el principal acceso a la sala de exposiciones. Al mismo tiempo, y desde esta estructura central, se disparan toda una serie de proyecciones de vídeo sobre los muros laterales de la sala, las cuales dan cuenta de las actividades de una colonia de ratas en cautividad.

Un hábitat para ratas constituye el tercer elemento de este proyecto. Esta colonia -que no estará presente en la sala de exposiciones, aunque sí las jaulas y laberintos que han constituido su hábitat- representa una especie de "cerebro" que determina las entradas, ritmos y pausas de las canciones interpretadas por ambos coros. A partir de una serie de mecanismos electromecánicos e informatizados las ratas controlarán así el movimiento de los coros, las canciones y el orden en que éstas se interpretarán. Las ratas han sido vigiladas y grabadas a través de un sistema de cámaras y monitores, de manera que el público podrá verlas solamente en las grandes pantallas de vídeo de las paredes laterales del museo. En líneas generales Ventura establece un paralelo cargado de ironía entre humanos y ratas, una especie animal que es sinónimo de plaga, inmundicia, suciedad y decadencia.

Con esta propuesta Ventura se adentra aún más en el complejo y delicado tema de la aceptación, rechazo o adoración de “lo otro”, así como en el racismo y los mecanismos culturales, lingüísticos, ideológicos y morales que lo producen, sostienen y conforman.