Descripción de la Exposición
Con bordados el artista chileno crea una crónica de arraigo y memoria.
Con la exhibición Chile: Amnesia de la verdad, el artista chileno radicado en México, Carlos Arias, regresa al Museo Nacional de Bellas Artes para presentar entre el 10 de agosto y el 17 de diciembre, una serie de bordados con los que rompe las convenciones en torno a la práctica artística y la noción de género, dando cuenta de su relación con nuestro país y su vivencia en torno a la violación de los Derechos Humanos.
Con la curaduría de Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de México, la muestra forma parte del Programa Conmemoración 50 años del golpe de Estado del MNBA.
Se trata de 22 bordados en los que Carlos Arias (Santiago, 1964), a modo de un diario hecho a la distancia, compila los hechos asociados a la violación de los derechos humanos que lo marcaron tras el golpe militar de 1973, así como el cambio cultural que siguió al advenimiento de la democracia. También se incluye una pintura de 1990 -que le otorga el título a la exposición- en la que el artista representa huesos y fragmentos frente al telón de fondo de la cordillera. Sumándose a este año en el que los actos de memoria son centrales, a partir de una iniciativa personal, el artista donará este óleo al MNBA, el que se suma a la adquisición del bordado El hombre orgía (2017).
“Las obras de esta muestra oscilan entre la violencia, la irreverencia y una profunda tristeza. Una historia que se hilvana, escribe y reescribe en un tiempo inconcluso que no termina de ser desterrado. Sumar esta exposición al programa de la conmemoración de los 50 años del golpe de 1973, permite incorporar una mirada cuestionadora que aporta al debate acerca de una fractura aún abierta, las consecuencias de la irrupción de la democracia y su devenir”, comenta Varinia Brodsky, directora (s) MNBA.
En sus bordados Arias conforma una narrativa poética que cuestiona las jerarquías tradicionales en torno a “lo artístico” y “lo artesanal”. Así, a partir de una práctica asociada al mundo de lo femenino, fija con hilos nombres y acontecimientos que pueblan su memoria personal, pero también las de nuestro país. Algunas de esas crónicas son obras abiertas, es decir, no tienen fecha de término, ya que el autor va registrando sus pérdidas y eventos decisivos, como una forma de tomar apuntes a lo largo del tiempo.
“Al bordar cambiaron mis estrategias de trabajo, por ser tan lento el proceso. La relación clásica de figura y fondo de la pintura cambió radicalmente. En el bordado tengo la memoria y el soporte. En cambio, en la pintura, tengo la narrativa y la composición. Por tener un origen “doméstico”, ligado a la artesanía y a lo femenino, el bordado se constituyó en mi verdadero territorio, luego de haber perdido mi país por decisión propia, o porque borré el drama y la barbarie. Un espacio tercero, que está ligado profundamente al arraigo con la obra, con lo personal y con esta tensión de pertenencia entre Chile y México”, explica el artista.
“Desde inicios de la década de 1990 optó por una afortunadísima excentricidad: derivar de las normas materiales y técnicas de la pintura occidental hacia el uso del bordado como campo de producción visual y material. Este artista, que se expatrió en México con su familia como consecuencia de la dictadura chilena, encontró así un camino felizmente anacrónico que cuestionaba la división jerárquica y de género entre “lo artístico” y “lo artesanal”, para también servir de superficie al pespunteo y zurcido de la memoria personal e histórica”, plantea el curador.
Sobre el artista
Nace en Santiago de Chile, 1964. Como consecuencia de la dictadura militar en Chile, Carlos Arias se exilió con su familia a México, donde residió de 1975 a 1983. Regresó a Chile para estudiar artes plásticas y posteriormente realizó una maestría en la UNAM en la Ciudad de México en 1988. En 1994 decidió abandonar la pintura y dedicarse al bordado como un medio para la reflexión conceptual, siendo también un punto desde donde hacer una crítica a la representación identitaria y problemáticas de género en la América postcolonial, retomando la pintura en 2004.
Su carrera se ha desarrollado en el ámbito internacional y, en particular, en México, donde su trabajo ha sido ampliamente reconocido y curado por historiadores del arte fundamentales en América Latina
En 1999 presentó su trabajo en el Museo Nacional de Bellas Artes (Santiago, Chile) en la exposición Bordado: 1994-1998. Ha participado en: Primera Bienal de Liverpool, Inglaterra, 1999; ARS 01 Kiasma, Finlandia; San Diego Museum of Art, 2002; Museum Beelden aan Zee, Holanda, 2002; Il Racconto del Filo, Italia, 2003; Eco: arte contemporáneo mexicano, España, 2005; Plataforma 01, México, 2006; La era de la discrepancia, México; IV Bienal de Praga, 2009; Neomexicanismos, MAM, México, 2011; El hombre al desnudo, Munal y Autorretratos en lo común, Museo textil de Oaxaca, 2014; El hilo de la vida. Capilla del arte. Puebla, 2015; El hilo de la vida. Museo Universitario del Chopo CDMX, 2016; El hilo está puesto. Galería Marso CDMX, 2017; Contra el olvido. ARTBO. Bogotá, 2018; Bordados. Museo Internacional del Barroco. Puebla, 2019.
Fue profesor en la Universidad de las Américas Puebla entre 1998 y 2021.
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