OLMO LONGARBO:

Un día cualquiera, algún tiempo después de la partida del doctor Lemuel Gulliver con el propósito de viajar a los países más apartados de la tierra, su mujer, cansada de esperarlo y aburrida de su monótona vida de ama de casa, decidió también recorrer su propio mundo. El doctor Gulliver inventó países, lugares y gentes sólo para criticar la clase política de aquel país del que no salió, pero Lady Gulliver tiene intereses más cercanos a los mitos, tradiciones y costumbres que forman el cambiante retablo del vivir cotidiano en la aldea global.

Olmo Longarbo documenta los pasos de Lady Gulliver con su mirada afilada y técnica precisa. Las imágenes aparecen asentadas en fragmentos de la realidad reconocible de los medios impresos para alcanzar esa otra realidad suya de la visión ... sarcástica pero también crítica y hasta moral de una sociedad atrapada por las cadenas del deseo y las penas del sueño roto, mientras el pueblo llano, como hormigas desorientadas, asiste al espectáculo con su mejor traje de obrero.

Pepe Yñiguez

CRISTINA BENDALA:

Aún después de contemplar con detenimiento su obra, me es difícil imaginar qué clase de poción mágica contenía la marmita donde Cristina Bendala se pegó un buen chapuzón al salir del calentito materno. Alguna clase de sustancia lisérgica debió achuchar sus neuronas y alterar su filtro de la realidad, porque lo suyo no es un mundo interior, es el puto universo de Carl Sagan visto por el hijo secreto de Syd Barrett y Agatha Ruíz de la Prada. En esta colección de recortes, fragmentos del amarillismo más kitsch se convierten en puro esperma artístico, porque ella se lo puede permitir y a ti no te queda otra que disfrutarlo.

Francisco Morales

PEDRO DELGADO:

"Cuando las palabras pierden su claridad, cuando se emplean unas por otras, ¿qué punto de referencia, qué medida común permite a los hombres el menor intercambio en que la mala inteligencia no esté presente?"

En el arte, la práctica es la forma de todo comienzo, el hecho de hacer sin ninguna necesidad primaria, más que la que se impone el propio artista con su propio juego, y con el fin de mostrar lo que las palabras no dicen o lo que por sí solas no pueden alcanzar. Ésta es la base para entender el juego chamánico en el que nos adentraremos al descubrir el universo de Pedro Delgado, que vaga por la estepa del pop, donde plantea incógnitas que nos conciernen a todos y la entropía filosófica que el punk reclama con la ley del "hazlo tú mismo". Todo esto unido a una claridad compositiva exquisita y unos paradójicos planteamientos de la realidad que nos hacen disfrutar y memorizar una obra gráfica que no lograremos olvidar.

Israel Dias