Con motivo de la exposición Common People el artista Adrián Navarro presenta una nueva serie de obras que combinan pintura y serigrafía sobre lienzo. Frente a sus trabajos anteriores, producto de una actividad pictórica íntima en el estudio, los cuadros de Common People son retratos individuales y colectivos de carácter urbano que surgen del contacto directo del artista con la ciudad de Londres.

El uso de la serigrafía ha añadido a estas nuevas obras de Adrián Navarro un valor gráfico directo: la presencia de la imagen fotográfica le ha servido para reproducir los rostros y las miradas que ha encontrado durante sus recorridos callejeros. En Panda Band, por ejemplo, nos sitúa ante una escena local londinense (en East London), donde un grupo de jóvenes se reúne e interactúa con motivo de un concierto. Algo semejante ocurre en Butp, en el que una serie de figuras observan al espectador ... desde distintas ubicaciones urbanas.

El flâneur ha salido a la calle, a observar y a escuchar la ciudad, ha recogido una información, y de vuelta al estudio la ha plasmado en el lienzo. De su paseo se ha traido una impresión, en el sentido más estricto del término. Como ha señalado el propio artista, "la pintura para mí es un medio, no un fin". Un medio que, en este caso, puede compartir métodos con el street art, el grafitismo o el collage, pero que, en última instancia, sirve a un objetivo único y claro: mostrar una cierta mirada del mundo que le rodea, la calle contemporánea, el presente de la ciudad y sus protagonistas.

En Common People Adrián Navarro dialoga con la experiencia fotográfica, e incluso cinematográfica, al insertar la figura en un contexto donde pasa de ser imagen estática a imagen en movimiento. A menudo se olvida que el cine, para recrear el movimiento, ha de congelarlo previamente veinticuatro veces por segundo. Lo que el cinematógrafo capta son miles de instantáneas fotográficas o snapshots que luego el proyector activa mediante el rotor y la linterna sobre la pantalla. Cuando Navarro sale a recorrer Londres, su ojo se dedica a tomar instantáneas que luego pone en acción a través de la serigrafía y el trabajo pictórico. Recrear el movimiento en el lienzo, sin ayuda de proyector alguno, implica un desafío al que obras como Babylon o Victor y María se han enfrentado de diversas maneras: con la multiplicación del retrato serigráfico, los cambios abruptos de escala, el estallido de las curvaturas, la proliferación de los colores, la división del lienzo en díptico o tríptico...