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Sinestesia,o, synæsthesia, es la combinación de las palabras griegas syn y aisthesis, que significan respectivamente junto y sensación.

Se trata de un fenómeno neurológico, es la asimilación conjunta o interferencia ... de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo, el cual tiene lugar por la estimulación de un circuito sensorial o cognitivo producido por una experiencia automática involuntaria. Las personas que lo experimentan, son conocidas como sinestésicas. Uno de los sinestésicos más famosos fue Kandinsky. El tenía experiencias sinestésicas en las que combinaba la música y el color.

Así la exposición parte de la definición anteriormente mencionada, y nace a raíz del álbum Cosmogramma del músico y productor experimental norteamericano Flying Lotus.

A pesar de no considerarme una persona sinestésica, debo decir que la música es la forma artística más emotiva al ejercer sobre mí una gran influencia: afecta a los sentimientos, al estado de ánimo e incluso al pensamiento.

Con esto no quiero decir que otras disciplinas artísticas no ejerzan esta influencia también, simplemente considero que existen diferencias entre ellas, principalmente en la intensidad de esa influencia.

Planeando esta exhibición, numerosos artistas vinieron a mi mente mientras intentaba encontrar un hilo conductor que articulara las obras como un todo.

Quería algo que fuese a la vez lúdico y significativo.

Para mí, una exposición es siempre un gesto político y, por ello, prefiero tomar parte activa en el desarrollo de los acontecimientos: busco que las obras no sean meros elementos ornamentales, sino que susciten preguntas, provoquen y generen ideas así como interesantes debates al respecto.

Samppa Törmälehto e Ilari Hautamäki fueron los primeros artistas en los que pensé. A pesar de tener estilos muy distintos, ambos poseen influencias humorísticas y de la cultura pop que emplean al cuestionar los convencionalismos establecidos.

Visité sus estudios y me gustó lo que vi a pesar de tener la sensación de no tener la exposición completamente definida. No era capaz de verlo como un conjunto en aquel momento. Si bien, me interesa como obras muy diversas pueden comunicarse entre sí creando una atmósfera propia y única.

En este punto, comencé a escuchar el album Cosmogramma sentado en mi estudio mientras intentaba ver donde se encontraba la carencia del concepto de la exposición.

Hacía ya tiempo que no lo escuchaba.

Se trata de un álbum del año 2010 que considero un clásico de la música de nuestro tiempo y generación. Es un tanto psicodélico, comienza de forma bastante abrupta e intensa y solo ocasionalmente se calma resultando realmente sereno.

En cuanto a la exposición se refiere, Cosmogramma fue clave para configurarla y visionarla de forma definitiva.

Este álbum recrea en mi mente un universo que incluye tanto las escenas y figuras erráticas de Törmälehto como los paisajes cósmicos y los juegos geométricos de Hautamäki. En este universo particular encontramos también más cosas: las pinturas alucinógenas de Timo Vaittinen.

Vaittinen surgió de aquí como un nexo obvio entre Törmälehto y Hautamäki: sus pinturas son situaciones figurativas que reflejan el estilo de Törmälehto, siendo el mundo creado por Vaittinen más surrealista y psicodélico. Emplea colores brillantes e incluye elementos abstractos y geométricos en su trabajo que se relacionan y combinan a su vez con los que emplea Hautamäki.

De esta forma, pude relacionar tres artistas tan dispares que, a su vez, se complementan perfectamente.

Conseguí visualizar la exposición como un todo, donde cada una de sus partes se comunican tanto entre sí, como con el público, con el aliciente de contar con una música que acompaña perfectamente.