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El Manifiesto Suprematista presentado a principios del siglo XX por el pintor ruso Kasimir Malévich supuso un  punto de inflexión en lo que hasta ese momento se entendía por 'representación' en arte. Una cruz negra ... sobre un fondo blanco transformaron siglos de imágenes pictóricas, al introducir la vacuidad en el lienzo. De forma encadenada, solapándose unas con otras,  las vanguardias artísticas del siglo XX sentaron las bases de lo que hoy nos atrevemos a denominar con una palabreja recién inventada:  'Cotidianicismo', es decir, la supremacía estética de lo cotidiano. Mucha agua ha corrido bajo este puente que enlaza el arte con el universo de lo común y corriente, durante estas décadas. Desde los ready-made, pasando por las acciones dadaístas, los conceptuales, performers, situacionistas... han contribuido para llegar a este punto; colaboran también,  los nuevos dispositivos y herramientas, viejas y nuevas tecnologías  al servicio de la creación artística.   Bajo este paradigma, no sólo se transforma en obra de arte un objeto vulgar, podríamos hablar de una recodificación, que implica la utilización de lo cotidiano como lenguaje, desprovisto de todo academicismo. Burlando la solemnidad de muchas corrientes artísticas o, quizá, aprovechándolas, muchos artistas trabajan  hoy en el mundo dentro de esta tendencia, donde prima con especial énfasis, una estética de lo doméstico. Un lenguaje simple pero, a la vez, universal.

Bajo esta premisa encontramos, un siglo después, la pintura 'Cruz negra' de Malévich como manicure. La artista cubana Yaima Carrazana (1981), utiliza el 'video tutorial' de Youtube, como dispositivo para llevar las vanguardias pictóricas del siglo XX al salón de belleza. Un tono parecido encontramos en el trabajo de David Bestué (España 1980), quien ha realizado un profundo estudio sobre la arquitectura española, plasmado en este video  y un libro de título homónimo ('Formalismo Puro', Tenov, 2011). Bestué  enlaza el formalismo arquitectónico con la cotidianeidad más profunda, en algunos casos, de forma chabacana, generando diálogos peregrinos con esta disciplina. En un tono diferente, de manera casi higiénica, Luis Úrculo (España, 1978), ofrece una relación poética entre grandes obras de la arquitectura reciente y pilas de objetos domésticos. Formalmente perfectas, estas 'torres' de cuencos, de cuchillos, de aparatos de música, nos recuerdan el carácter monumental de lo insignificante.

'Cotidianicismo' se presenta en Concreta como un guiño a la exposición 'Minimalismo made in Chile'. La supremacía de las formas simples presente en las obras minimalistas, es compartida también por los artistas seleccionados en esta muestra. Poco importa la utilidad real de los objetos, las formas se aprecian en cuanto tales, vaciadas -no vacías- de su contenido habitual. Quizá en esto consiste gran parte del arte del último siglo, formas que, como fonemas, encuentran nuevos significados, asumiendo el equívoco y el contrasentido como característica esencial de este lenguaje.