Alzueta Gallery Madrid presenta la exposición “CRASH”, del artista Hugo Alonso, compuesta por su última serie de pinturas.
El título, una superposición de las palabras crush y crash, hace referencia a la dualidad entre aquello idealizado, virtual, proyectado e irreal, tan utilizado hoy en día, y lo referente al accidente o la colisión inesperada de elementos. Pensamiento y accidente.
Como estamos acostumbrados a ver en sus últimas exposiciones, aquí se invoca al espíritu temporal que habita en toda obra fílmica para que juegue a ser pintura, y ya desde su título, en directa alusión al trabajo de 1996 de David Cronenberg, se dejan entrever los particulares intereses que aquella película presentaba y Hugo parece querer recuperar en torno a la extraña relación que se puede encontrar entre el deseo, la tecnología, el azar y la fragilidad que reside en todo aquello vivo que existe.
Crash, onomatopeya de un sonido que una y otra...vez emergía de aquel film en el que las superficies cromadas y asépticas parecían disolverse en algo indefinido, frío y orgánico, se antoja presente al echar la mirada sobre las curiosas proyecciones que a día de hoy suceden voluntaria e involuntariamente frente a las omnipresentes pantallas.
Como la superficie del agua que devuelve la imagen proyectada de Narciso, descompuesta e informe al verse desfigurada por la precipitación de éste en el lago, la extraña virtualidad en la que insistimos vivir y donde parece que las cosas “suceden”, se disgrega en algo lejano y cercano simultáneamente, una suerte de doble emulado, perfectamente construido, emocionalmente potente pero desconcertante en esencia. De ahí que resulte tan atractiva la unión de tecnología y emoción. Quizás porque la tecnología apela a la pulsión humana de conmover y jugar a controlar o entender cosas tan esenciales como el paso del tiempo, la memoria, la naturaleza o el futuro.
Hugo Alonso se sirve de la iconicidad de películas o productos audiovisuales que forman parte ya de nuestro inconsciente cinematográfico. También de las imágenes que pasean tras las pantallas táctiles, al mismo tiempo que rehusa el sensacionalismo o frontalidad que muchas veces presentan. Su archivo de imágenes es un caótico almacén generado de forma impulsiva y compulsiva, ordenado a posteriori por temas siguiendo un criterio que él mismo admite muchas veces desconocer. Por ello es fácil encontrarse ante sus cuadros como quien intenta ordenar las piezas de un puzle o pretende abrir una puerta dibujada con tiza en un callejón sin salida.
Al igual que en sus últimas exposiciones, explora así las maneras de tratar con el simulacro en un presente adentrado hasta el cuello en un terreno que la ciencia ficción profetizaba hace 40 años. Una forma de lidiar con esta situación puede ser saberse dentro de esta representación y jugar.
¿Se acuerdan del Cococrash?
Entrada actualizada el el 15 jun de 2022
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