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Antonio López Mateo nos aproxima en sus construcciones a entornos expresivos a través de los que nos cuenta su particular forma de ver la cultura cubana. Son ensayos en los que, como norma inquebrantable, jamás se desdeña el componente de verosimilitud, con lo que cuando observamos sus ejercicios no perdemos en ningún momento las líneas de lo real y tenemos la sensación de estar ante algo auténtico, algo vital. Justamente, Antonio no se deja impresionar por lo meramente anecdótico o por la representación ajada de un territorio, sino que incide en la experimentación personal; experiencia que cosecha en sus diferentes estancias en la isla cubana, desarrolladas entre 2000 y 2006. Nos encontramos ante expresiones profundamente estudiadas en las que el fotógrafo subyace en cada detalle y se hace visible sin condicionantes para subrayar la importante formación fotográfica que ostenta su labor. Bajo este ... prisma nos acerca a un mundo de tonalidades vibrantes, coloraciones que despiertan diferentes sensaciones ante su contemplación. Lo cromático, a la par que lo compositivo, transfiere sus inquietudes esenciales. Acto que propicia que en cada una de sus imágenes nos topemos con el discurso sincero del que hacen gala los grandes documentalistas.