Exposición de Jorge Usán en el espacio 1796 Lithocirkuit en colaboración con Sol Barbini. Sabe: estás contemplando lo que no se puede nombrar ni medir ni tampoco ocultar. Decantado directamente de los pechos de la diosa celeste, su único fin es engañar a la muerte. Es inútil pedir Razón como pedía Platón para entrar en los jardines de Akádemos. Mira: la simetría se desvanece. Los ríos huyen de nuevo a sus fuentes. Mira otra vez: El ruido negro acecha bajo la superficie, la madera y la piel retumban y las bestias rugen salvajes a los márgenes. Guarda silencio. Este momento solo existe fuera del tiempo, lo siente el iniciado en presencia del dios. Lo que queda después es un rastro de antimateria, un residuo de transferencia, un pellejo y un rabo de toro, el altar y el cuchillo sacrificial. Cuenta ahora lo que viste: las cicatrices de Jorge Usán, que entregó el alma en su búsqueda de la verdad.