Moisés Gil, escultor de vocación temprana, aprendió de su padre José Gil, la técnica de la talla, el amor y el respeto por la escultura, consiguiendo recibir su primer premio de escultura con tan solo 19 años de edad. En su obra recoge el testigo de las Vanguardias Artísticas sobre todo de las corrientes constructivistas y expresionistas que mediante un proceso de investigación, Gil pretende fusionar en una nueva corriente plástica única, partiendo de la imbricación del reduccionismo con el expresionismo figurativo de principios del siglo XXI. Su obra figura en una amplia relación de museos y colecciones tanto públicas como privadas en Europa, Estados Unidos y Japón.
Moisés Gil hace de la escultura su forma de vida, sentir y realizarse como persona junto a su compromiso con la sociedad. Nos incita a romper con la resignación y el conformismo a favor de una postura activa y comprometida con la realidad...social, al mismo tiempo que nos muestra la dependencia social del ser humano en estos tiempos tan difíciles y complicados para muchos ciudadanos. La obra del escultor contestano pretende establecer un lenguaje directo y inteligible con el fin de que el espectador esté cómodo, reflexione y participe con su presencia y conclusiones, así como en sus aportaciones en torno a las diferentes propuestas que mediante el lenguaje no verbal, propio de la escultura contemporánea, percibe al mismo tiempo que se identifica aportando así un mayor enriquecimiento a cada escultura en particular y de la narratividad del conjunto expositivo en general.
Son obras para la reflexión, el pensamiento y el activismo.
Entrada actualizada el el 05 mar de 2015
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